viernes, 16 de febrero de 2024

Me he roto en mil pedazos varias veces.
Pero nunca creí que tendría que recomponer todo de cero.
Porque estos mil cachos ya no sirven de nada.
Aunque esto es algo personal.
En mi fuero interior quizás ya lo sabía.
Habrá quienes crean que Ana es X.
La incógnita entre la locura y la cordura.
Me han sobrado críticas y elogios.
Creo que siempre estaré expectante ante el amor ajeno, el que me ha faltado toda la vida.
Creo que siempre me romperé con facilidad.
Creo que cada vez aprendo más de los demás.
Me siento demasiado visceral y me cuesta encontrar a alguien con semejante sensibilidad.
Quizás sea algo malo en esta época.
Qué coño voy a saber yo de la vida.
Cuánto más sé menos sé.

sábado, 14 de octubre de 2023

Se aprende fallando.

Se aprende intentando.

Una y otra vez.


Tendremos que volver a caminar de puntillas, sin arrojarnos desesperadamente.

Tendremos que repetir el camino hasta conseguir una ruta segura.


El arte de amar(se).

Todo es entrenable.



jueves, 5 de octubre de 2023

Deprisa, despacio.
Cuando estábamos bailando, qué felices.
Pero la música se ha parado.
Incapaz de sentarme eché a caminar.
Completamente sola.

Qué miedo más grande.
Cómo me temblaban las piernas.
Hay que seguir caminando.
Corriendo.

Fue en diciembre, recuerdo.
La última vez que llegué al amanecer.

Y pasó.
Se me desgarró el pecho.
Quise vaciarme de todo, de todos.

No espero que nadie me perdone.
Tampoco puedo fustigarme eternamente.
No puedo obligar que entiendan.
No puedo excusarme más.

Seré un maravilloso desastre.
Y nunca dejaré de bailar.





jueves, 28 de septiembre de 2023

Expectativas

De pequeña quería haber nacido chico, porque gustaba de poder llevar pantalones para subirme a los árboles, no quería que me riñesen al llegar con heridas de batalla y me sabía todos las marcas y modelos de coche que veía, fascinada, por la calle, Odiaba si me preguntaban si fulanito me gustaba, odiaba oír “qué bonita es esta niña”. Quería ser libre y jugar con Scalextric y videojuegos, no entendía eso de tener que portar una muñeca que se hacía pis y más adelante a otra que necesitaba un Ken, un caballo, la mansión y veinte conjuntos. Mis interacciones masculinas se basaban en compartir opiniones sobre libros, dibujos, alguna pelea y sobre todo hacer bromas. Los libros me aislaron muchos recreos y muchas tardes. 
Los libros y luego la escritura se convirtieron durante gran parte de mi vida en una vía de escape.
Al entrar en la adolescencia todo cambió, intenté resistirme a deshacerme de la inocencia pero cuánto más lo hacía, más me convertía en el foco de las burlas, de la inadaptación. Encontré un remanso de paz entre la gente que se creía alternativa y bohemia, aprendi sobre crítica social, obtuve conciencia política, me apasionaban los debates de todo tipo de arte. Pero todos esos al final ni eran tan abiertos, ni comprensivos. En cuanto di a entender que era libre en el amor, en cuanto confesé que mis ideas eran más simplificadas y que no tenía que inflar tanto el ego, en cuanto tuve que arreglarme para poder conseguir trabajos que ellos no necesitaban, me juzgaron de nuevo. Recuerdo que todo empezó a joderse cuando surgieron esas redes sociales del demonio, y pensando que nos acercaban desde la distancia, nos alejaron de la realidad. Ya no bastaba hacer cosas, tenías que dar pruebas de ello, y las exigencias eran cada vez mayores. Parecía que todo el mundo viajaba mas, tenía más amigos, vestía mejor y era infinitamente más feliz que tú. Claro, durante años me creí la trampa. Yo “debería “ tener un armario perfecto y un cuerpo aún más perfecto, “debería” tener un hogar de revista y cocinar como un chef profesional ,“debería” de tener un trabajo que me diese estatus y unas vacaciones paradisiacas. Lejos de sentirme perfecta, cada año me sentía más desesperada.
Durante ocho meses perdí el cuerpo perfecto, el trabajo que en realidad odiaba, tuve muerto de risa ese armario a rebosar, descuidé este hogar de revista, me olvidé de los cosméticos, no celebré absolutamente nada, me olvidé de la gente que solo buscaba mi superficie, me olvidé hasta de mi misma. 
Igual no fue tan terrible, igual necesitaba pasar ese dolor y tener otra perspectiva.
No tengo ni idea de qué voy a hacer ahora.
Pero ya os digo yo que no voy a vivir de expectativas.
Ni se os ocurra exigirme nada.
No voy a intentar correr con muletas porque no las veis.
Voy a reclamar mi experiencia y a seguir experimentando.


Igual vuelvo a leer, porque últimamente no sé si tiene sentido lo que escribo.

domingo, 24 de septiembre de 2023

7:15

Estaba sumergida en un sueño rarísimo.

Suena el móvil, alguien me recuerda que su noche termina.

Palpo la cama a tientas y ahí está ese clic, brr.

Me estiro como un gato y preparo café con canela mientras pego la nariz a la pantalla.

Me río pensando que no hace tantos siglos yo también buscaba un taxi, agotada y vacía.

Amanece y toca coger aire, lavarme la cara y echarme al parque.

Así que era esto, la pureza de formas y la paz mental tiene este precio...


sábado, 23 de septiembre de 2023

Yo pensaba que era demasiado, que no podía.

Que había rebasado la linea.

Y claro que pude, puedo y podré.


Entrecierro los ojos y aprieto las comisuras al sol.

Cien pasos mas. Mil. Más rápido.

Y siento los pies ligeros como hace años.

Y el aire quemando en los pulmones.


Afable y cuadriculada durante el día.

Indómita y “animala” al caer el sol.

Si apenas he comenzado a conocerme.

Deja de fingir que lo sabes todo.


Estoy en proceso de ir soltando piedras y alterar todo lo preestablecido.

Estoy dispuesta a quemarme y a dar de beber al sediento.

Restaurando ese corazón maltrecho y hecho añicos.

Pintaré de oro mis cicatrices ennegrecidas.

Y seguiré dando pasos de gigante.


lunes, 18 de septiembre de 2023

Septiembre siempre me vino grande (otro más)

Esta vez no quiero que termine.

Siempre fue el peor y el mejor mes.

El de transición.

El de propósitos.

El de melancolía absoluta.

El del "no sé qué ponerme"

El de inhalar el petricor.

Otro verano que termina sin haber hecho nada de lo que me prometí el anterior.

Pero al menos mi cuerpo me da respuestas.

Mis manos se las van apañando.

Y dedico tiempo para prepararme a la caída de las hojas. A la vuelta del frío. A no sucumbir a la pereza y tener motivos para no desaparecer debajo del edredón más de lo necesario. 

El primer día fue titánico.

Lloré, supliqué y me iba alentando a cada pasito.

Tienes que poder, llevas en la sangre ser una bestia.

Y aun así, la parte que reprimo sigue dando golpecitos en el pecho.

Pero esta vez, si salgo, lo haré sin edulcorar, sin matizar, sin esconder.

Al final se quedarán los que han visto más allá.

Con el alma desnuda, rota y rehecha, ese tirar para adelante contra viento y marea que muy pocos saben pero atesoran y me lo hacen saber con amor y regaño. 

El primer día pasó, me abrí camino entre la jungla.

Gracias a los que me impulsaron a los siguientes senderos….


jueves, 14 de septiembre de 2023

La cafeína me golpea en las sienes.

Un cúmulo de luces serpentea por mis ojos.

Los nervios quemando y el cuerpo pidiendo tregua.


Ójala procrastinar fuese un oficio.

A veces olvido muchas fechas.


viernes, 1 de septiembre de 2023

Sicía



 En el mundo antiguo, el hombre desconocía el fuego, el dolor y las preguntas.
 Se acostaba al ir escondiéndose al sol y se despertaba a su regreso. 

 En este mundo la gente vivía en una pequeña pradera rodeada de un gran bosque. Para acceder al lago de dónde sacar el agua, había que cruzar un camino, tan estrecho, que solo las mujeres y los niños cabían. Y los hombres, que eran buenos, confiaban en su vuelta.
 Un día, una de las mujeres más jóvenes, de curiosidad insaciable, se quedó soñando despierta y vio por primera vez llegar la noche oscura; cuando miró al cielo, se dio cuenta de la presencia de la luna y se dijo a si misma, que quizá podía probar el sendero con su luz. 
 Así esperó varios días, hasta que un de ellos tuvo el valor suficiente y al anochecer, esperó a que todos estuviesen dormidos y caminó entre las piedras hasta acercarse al lago.  Para su asombro, el agua brillaba con un azul muy claro, resplandeciente. Metió las manos y toda ella brilló, después tomó un sorbo y a su mente llegaron todos los conocimientos de todos los mundos. Cogió un cubilete de madera para disponerse a llenarlo y llevar el conocimiento a su pueblo, pero este ardió en el instante abrasando sus manos. Sintió por primera vez el dolor y de sus ojos brotaron lágrimas que cayeron al agua; supo que tenía que volver y dejar que su pueblo siguiese feliz.

 Pasó el tiempo, y ella envejeció. Los hombres intentaron acercarse a ella para engendrar a hijos y ésta no aceptó a ninguno, temerosa de su descendencia, pero sí ponía sus manos en los que nacían, para que fueran más fuertes y buenos, hasta ver pasar a veinte generaciones. 
 La nombraron Sicía.

 Un día, uno de los niños del poblado se escondió en su refugio y esperó varias horas, resistiendo el sueño hasta el crepúsculo, frotándose la cara, sin entender por qué sus ojos se hacían más vagos.
Sicía entró sin hacer ruido y le tocó suavemente:

 - Tus ojos están descubriendo la oscuridad. Tienes que ir con tu madre y cerrarlos.
 - No eres como los demás. Tu piel está arrugada. Tus manos son distintas.
 - Hace muchos años, cuando era más joven que tu madre, también hice una pregunta.
 - No sé que es "pregunta".
 - El calor que sientes en el pecho. Las ganas de saber.
 - Siento calor en el pecho. Y siento mucho calor en los ojos. Quiero saber, Sicía.

 El niño se echó a llorar en aquel instante, y Sicía lo acunó durante unos minutos.

 - Eso que sientes es "dolor". Y con el "dolor" empiezan las preguntas. Y con las preguntas empieza el "conocimiento" y con más conocimiento hay más dolor. Tienes que ir a dormir y olvidar.

 Pero el niño siguió llorando y zafándose de los brazos de Sicía, corrió por el sendero de piedras hasta llegar al lago.
 Éste ya no tenía el resplandor que conoció la joven, antes de tener un nombre, pero reflejaba la luz de la luna en su negra superficie. El niño miró y tocó el agua, convirtiéndose en hombre.
 Sicía caminó hasta su encuentro:

 - Ahora ya no podrás volver al pueblo, no cabrás más por el camino. 
 - Soy como mi padre, pero me siento pequeño - y se echó a llorar de nuevo.
 Las lágrimas eran negras, y al tocarlas Sicía, brilló y se volvió joven y hermosa.
 El hombre la tomó entre sus brazos y la estrechó; de ese encuentro nacería el amor y después una bellísima niña.

 Sicía murió al dar a luz, y el hombre cuidó a la niña hasta que ésta creció y aprendió a hablar:

- Tienes que quedarte aquí y yo tengo que regresar al pueblo. Porque mi madre era conocimiento y tú, padre, eres amor .Y de mi nacerán las mujeres sabias y los hombres que podrán amarlas. 




 Nosotros somos el mundo nuevo. 
 Las mujeres olvidamos nuestra sabiduría y los hombres se han olvidado de amarnos.
 Pero el amor sigue sentado en un lago, sufriendo,  para ver si lo recordamos.







viernes, 28 de julio de 2023

Condenada a la casilla de salida

A la mayoría de la gente a la que le dicen que les queda poco tiempo solo quieren hacer lo que hacen cada día.

Yo estoy preparada para no dejar deudas, para no dejar culpas.

Pero no para sentir más dolor.

Lo siento. 

Todo no se puede.

Vamos viendo si este cuerpo escombro aguanta un poco más.

lunes, 5 de diciembre de 2022

Nunca fui difícil de conseguir. 

Pero no es fácil conservarme. 

Me puedes romper el corazón una vez, la segunda esos trozos quedarán inertes como piedra. 

No intentes romper mi mente, puedo convertirme en lo más cruel que hayas conocido. 

He visto tu dolor escondido porque convivo con tanto que reconozco su huella.

He visto la fragilidad de tu estabilidad porque la mía se tambalea a diario.

Me gusta mirar dentro de tus secretos, me permite ser vulnerable y conquistarte, porque en el fondo, mi poder de manipulación es algo inherente a la propia supervivencia.

Reconozco que a veces fuerzo mis encantos, pero si me haces reír como a una niña pequeña será completamente sincero.

Si acompañas mis peores demonios seré leal e incondicional y te defenderé con todo lo que tengo, compartiré todo lo que tengo.

Y si, probablemente, empiece a quererte, te daré el mejor regalo: decirte que no te apegues demasiado, no quiero contagiarte de mi padecer, no quiero tener la capacidad de hacerte daño, no quiero que intentes arreglar lo que ya está roto.

Y si aún así te quieres arriesgarte, igual soy capaz de saltar a tu profundidad sin temor.

Pero sé que bucear en la mía será complicado.

Desaparezco.

Si vienes aquí a saber qué me ha pasado…

Siento decepcionarte.

No lo sé.

Me he perdido.

Ha vuelto la ansiedad.

Es terrible.

Duele.

Y solo quiero que deje de doler…

Puede que me esté haciendo daño.

O puede que me haya pasado y ya no esté.

Es culpa mía.

Lo sé.

martes, 8 de noviembre de 2022

Hace un año estaba hecha polvo.

Ahora que empieza a hacer frío y paso más tiempo en este hogar que en su día cree para dos, la memoria me traiciona y recuerdo las noches de maratones de películas con gominolas y copas, las risas en pijama y las miradas cómplices, como si aquello pudiese durar para toda la vida.

Recuerdo perfectamente su olor y lo embobada que me quedaba mirando sus manos mientras dibujaba y fumaba, su manera de sujetar las cosas, como para no romperlas. Sus enormes ojos marrones y los bucles que se le formaban por la mañana al despertar.

Como diría Lars von Triers, el ingrediente secreto del sexo es el amor. Por eso fue tan bueno mientras nos quisimos. Por eso y porque durante un tiempo estábamos dispuestos a cumplir todas las fantasías que tuvimos, desde parar el coche en un camino a joder contra la ventana a la vista de todo el vecindario. 

Todo eso quedó empañado por los gritos, la guerra de egos, el silencio de después. Mis lágrimas y su indiferencia. Mi ansiedad y sus huidas. Las veces que le suplicaba que no me abandonase porque me había acostumbrado a su maltrato, aún sabiendo que en realidad tenía que dejarle marchar. Aún sabiendo que yo misma me había atado a alguien que no iba a ponerme jamás como su prioridad.

Fallamos ambos. Estaba claro que teníamos que intentarlo. Sumirnos en un amor obsesivo y destruirnos por querer controlar al otro. Dos mentes brillantes que no supieron lo más básico: ser felices juntos en vez de competir.

Ahora he aprendido una dura lección, es probable que nunca vuelva a vivir con nadie, y es muy certero que huiré a la mínima señal de posesión. No creo que vuelva a sacrificar mi libertad por amor, lo cual desemboca en una soledad auto impuesta quizás para el resto de mi vida.


viernes, 28 de octubre de 2022

Tendríamos que tener un botón de reset.
Para olvidarnos y volver a conocernos.
Para no tener en cuenta que me conociste en un momento complicado.
Para no tener en cuenta sentirme ilusionada y traicionada por las circunstancias.
Para empezar de cero y sin juzgar el pasado.

Nadie es todo bondad o maldad.
La linea gris es lo que es difícil de ver.

No he tenido nada fácil.
Y sin embargo lo pongo fácil para los demás.

La única persona con la que vamos a compartir la vida entera es con nosotros mismos.
Hay que quererse y cuidarse por encima de todo.
Y si tienes un corazón lo suficientemente grande para albergar a más personas, sin esperar nada a cambio, dispuesto a que te lo rompan y tener la fuerza necesaria para irte cuando hace falta…
Ahí es cuando puedes sentirte feliz, entero y en paz.
Y ese es mi aprendizaje y mi meta en la vida.

martes, 25 de octubre de 2022

No saben que ya no tengo miedo a despedirme.

Ni a la competencia.

Ni que no tienen más poder que el que yo quiero dar.

Que me siento entera.

Y que solo busco alguien a quien no me duela decir adiós.

Porque ya me han jodido suficiente.

A mi ya solo me joden en la cama.

Y a mi corazón sólo se llega siendo honesto.

domingo, 23 de octubre de 2022

Domingos de otoño.

Poca luz y largas noches.

La soledad es como un tiro en el pecho.

Hoy me he dejado arrastrar por la melancolía.


Cuando mis manos han bajado.

He pensado en ti.

lunes, 3 de octubre de 2022

Jadeo, me mareo, sonrío.
Muerdo fuerte sin darme cuenta.
Pido que me agarren fuerte.
Que me llenen más y más fuerte.
Que me azoten fuerte.
Me acaricio, mirándole a la cara.
Advirtiendo que no me rompo.
Que intente romperme acaso.
No se lo esperaba.
Parece que soy tan inocente.
Aprieto mis labios y resoplo.
Me tiemblan las piernas.
Se me arquea la espalda.
Y siento que voy a estallar.
Mi vientre se contrae.
Unos segundos que desaparezco del mundo.
No hay droga que se compare con un orgasmo.
No hay nada mejor que verte reflejada en sus ojos.
Y verle perderse al mismo tiempo.
Y suspirar satisfechos.
Y abrazarse cómplices.
Con el sudor del otro en la piel.
Desnudos en cuerpo y alma.

La forma más inmediata de amor caduco.
Pero puro en aquellos minutos.
Siempre querré más.
Nunca será suficiente.

domingo, 2 de octubre de 2022

Llegar a casa sin compañía siempre me disgustó.

No sé estar sola.

Y a la vez hay tan pocas personas dignas de entrar en mi hogar.

Seis años tratándome como una beata y otros tres como puta.

Y otros tantos que me quisieron a medias.

Todos intentando complacer mis caprichos.

Surfeando mis altibajos.

Pero llegaba en paz, un hombro en el que apoyarme si quería.

Y ninguno me supo domesticar.

Ni el buenísimo, ni el malísimo.

Ni el intermedio.

Cuando los tenía a mi merced, me acababa aburriendo.

Nadie, ni nada me llena.

Y siento un vacío terrible.

Y un hambre voraz de contacto humano, una libido animal.

Y unas ganas de soledad después aún mayores.

Me he enamorado tantas veces que igual lo he desgastado.

Al amor, a la paz, a la vida.

Demasiado inteligente para ser feliz, demasiado vaga para serlo.

M estuvo tan cerca de dominarme que se quemó como quien vuela demasiado cerca del sol.

Y lo pagamos caro.

Se me agota la belleza tonta de la suerte genética.

Y aun así todos saben que tengo ese “algo”.

Todos y todas se siguen girando a verme cuando llego a cualquier sitio.

Les fascino porque aún no han visto todas mis cicatrices y mi infierno.

O les espanto porque asoma mi mierda de autoestima.

En realidad soy una narcisista inofensiva.

Que se quiere día si y día no. Todo el rato a medias.

Que busca más el ser querida por méritos propios.

Ya ni tengo fuerzas de ser completamente superficial.

Soy una gata buena por pereza, que busca jugar mientras me queden energías…

Solo puedo decir unas verdades, moriré sola, pero si alguien decide quedarse no se va a a aburrir.

Un imposible que me aguante.

Que pena joder…

lunes, 19 de septiembre de 2022

Ya está. 

Me rindo otra vez.

Lloraré de nuevo hasta agotarme.

Olvidar siempre cuesta de primeras.

No averiguar lo jodidamente maravillosa que soy cuando no me dan motivos para llorar y soy completamente feliz es otra de esas historias que se han caído por el camino.


martes, 30 de agosto de 2022

Resiliencia

Muchos no lo saben.

Tengo cicatrices por todo el cuerpo de las palizas que me metían cuando era una cría.

Tuve que largarme de casa antes de haber podido elegir el futuro de mis sueños.

Aguanté hematomas, esguinces y agujetas imposibles  cinco días de la semana de los 17 a los 19, para que nunca más nadie pudiera atreverse siquiera a ponerme una mano encima.

Aguanté jornadas de 16 horas, con varios trabajos al mismo tiempo y a veces estudiando a la vez, para que nadie pudiese decir que era una niña mimada.

Estudié, unas veces apasionada y otras con depresión, me leí a grandes clásicos, me descargué en su día miles de películas y canciones e hice viajes con un presupuesto irrisorio para que nadie pudiese llamarme inculta.

Me he hecho daño a mi misma de múltiples maneras, a veces un pensamiento era más aterrador que un corte. A veces me he anestesiado demasiado.

Asi que si alguien se atreve a pensar que soy débil…

Tiene toda la razón del mundo.

Porque a día de hoy aún me estoy recuperando de todo eso.

Aún tengo ganas de hacerme daño pero lo hago en la justa medida para no preocupar a los demás.

Y me lo he grabado en tinta, para siempre.

Para ser cada día menos débil.

Aún así, algunos siguen intentando romperme…

Les compadezco.

Porque, por mucho daño que pueda hacerme, jamás se lo haría a otro a conciencia.

Y eso no me convierte en alguien bueno.

Sólo en alguien que ha decidido aprender de ciertos errores.

A veces me siento jodidamente sola.

En busca de alguien que me bese las cicatrices y me diga que todo saldrá bien.

Pero no puedo mendigar amor caduco.

Solo tengo que esperar a uno recíproco, aunque sea propio.


lunes, 22 de agosto de 2022

Yo quería encontrarme.
Él quería perderse.
No salió bien.
Y aun así yo sigo buscándome.
Dispuesta a quemarme.

miércoles, 20 de julio de 2022

Lo patético de alguien vacío y seco por dentro…

Que se sienta a espiar si su veneno te ha afectado.

Que una vez creyó tenerte en sus manos.

Pero no llegó ni a traspasar la primera capa.

Podría hundirte en la miseria con desearlo.

Y sin importarme.

Pero como de verdad no me importa.

No pierdo el tiempo.

No soy de nadie.

Nunca volveré a serlo.

Ni “para siempre “ con vestido blanco.

Ni “eres mía “ hasta hacerme pequeña.

No seré la cómplice, ni la secretaria.

Ni la que cuida pero la dejan sola.

Ni la que mantiene “nuestro” hogar.

Iros a la mierda.

jueves, 2 de junio de 2022

La vorágine te envuelve de nuevo.

Lunes, martes, miércoles...

Todos los días te ríes y pides "la última cerveza, pero la última".

Y siempre es la penúltima.

Hasta que caen las 12 y te vas corriendo como Cenicienta.

Sientes que estás recuperando un poco las ganas de los 20.

Esas con las que salías a comerte el mundo.

Y que se fueron desgastando con las parejas y la vida de adulto.

Empiezas a verte como lo que eras antes.

Antes de convertirte en propiedad de alguien.

Y sienta mejor que cualquier droga.

La gente te busca.

Y si quieres estar sola, te vas.

Nadie te pide explicaciones al llegar.

Nadie te juzga, ni te hace sentir mal.

Te preparas de comer lo que te da la gana.

Eliges libremente la ropa, las películas y la música a todo volumen.

Y duermes ocupando la cama en diagonal.

Como me había echado de menos...

Bienvenida de nuevo Ana.

Soltera y feliz.


viernes, 7 de enero de 2022

Que me arranquen la piel

Que la sangre brote por mis sabanas blancas

Que se afloje el iris que tensa las pupilas

Que mi piel se vuelva aún más blanca

Que mis músculos se vuelvan rígidos

Que ya no sienta ni padezca

Que solo sea un recuerdo para los demás

Ha llegado otro año más

Y yo no lo quería

No lo quiero

lunes, 15 de noviembre de 2021

Entre mis piernas hay rincones aún sin explorar.

Aunque todos los lunares que hay en ellas han sido besados.

Quizás han salido más en los últimos meses.

Él ya nunca lo sabrá.

Muero en cada jadeo y renazco en cada embestida.

Esto es lo único que ha sido para mi veraz en la vida.

La lucha entre dos cuerpos.

Entre latidos acelerados.

Entre sábanas revueltas.

Es la única forma de amar a otros que me voy a permitir desde ahora.


lunes, 30 de agosto de 2021

Me diluyo en las pastillas pequeñas y blancas.

Me calman y hacen que desaparezca el pasado y el futuro.

Sólo queda un presente debajo de mi edredón.

Me siento agusto y protegida.

Sola, pero me da igual.

Dormir durante horas hace que no esté en vuestro mundo.

Y el mío por ahora es lo único que me da paz.

Los problemas desaparecen.

Y las culpas.

Y tú.

Hasta que vuelva a despertarme.

En este mundo hostil que me toca vivir.

lunes, 23 de agosto de 2021

Romperse

Espero que entiendas la forma en la que me rompo.

En la que me corrompe mi ansiedad.

En la que me desmorono hasta dejar de ser.

Hasta que el ser se diluye en tormento.

Y el dolor lo posee todo.

Los límites se parten y me parten.

Y temo temerme por temor al dolor.

Perdida y olvidada en los espejos.

Reflejándose sin verse.

No me gusto, no le gusto a nadie así, así de débil.

Y sin embargo, es mi eterna carga.

Vivir con ello.

martes, 17 de agosto de 2021

Cuando me dicen cosas como "hay que medir todo contigo y ser delicados por tus problemas cuando siendo una tía inteligente no te da la gana respetar los espacios de los demás", siempre pienso en que el símil es que le pidan a una persona en silla de ruedas que se levante y baile de pie mientras los demás pueden caminar tranquilamente.


En fin.

Me río por no llorar.

Una hora.

Tres.

Insomne total.

Unas caladas.

Miro las dormideras blancas, pequeñas, en su blister.

Sólo una no es suficiente.

Pero no me atrevo a tomar más.

No quiero volver a ese bucle infinito.

Así que mientras, fumo y espero.

En paquete azul y a veces en verde.

Con mi cuerpo dolorido.

Echándote de menos. Echándote de más.

Tu olor me calmaba como el opio.

Y el rodeo de tus brazos y piernas me fijaba en la superficie.

Ahora flotamos en un mar de dudas.

Dando vueltas en la cama.

Casi prefiero que desaparezcas.

viernes, 13 de agosto de 2021

Canción de Natalia Fustes

"Miedo a saber que no estás bien y no a poder ayudarte.

A las ganas de volver a tenernos como antes.

A no poderte rezar ni curarte las heridas.

Tengo miedo a preguntar...

Si me extrañas en tu vida.

Hagamos las paces, qué hay que perder.

Yo ya no quiero toda esta idiotez.

Echo de menos mirarte y poder arreglar el mundo con otro café.

Siento si el remedio te dolió.

Pensé que era aún mejor, para ti, para mi no.

Y duele, siempre duele abandonar.

Sobre todo a quien se quiere.

Tuve que dejarme atrás....

Siempre la verdad por delante.

Siempre la verdad te lo dije..."


Natalia Fustes. 

Gracias.

Pienso en tus brazos rodeándome, lo recuerdo a cada rato.

Metiendo la nariz en la camiseta y diciéndome que por siempre recordaré ese olor.

Y ayer no pude no bucear entre mis piernas, pensando que harías lo mismo.

Tan cerca y tan lejos, joder.


Podríamos querernos más.

Y hacerlo mejor.

Pero creo que nos queremos a nosotros tan poco....

Que siempre nos querremos un poco raro.


viernes, 23 de julio de 2021

Tristemente puesta en pie, acaricias con los dedos la esperanza muerta, la torpeza y la vergüenza de este año que no fue, ese año que esperábamos tener.

Y lamentas con miradas, lo que no se puede ni explicar, lo que no has guardado, porque al no ser lo esperado, no quisiste ni archivar, ni un solo momento, ni un segundo odiado, de este amor impuro y agotado, enfermo y delicado, pequeño y despistado que se apaga...

Repetimos los errores, que si antes eran grandes ahora son enormes, lamentamos no tener uno al otro y darnos flores, que nos alivien un instante, cambien todo y nos perdonen.

Nuestra falta de cabeza es peor que la pobreza, porque no nos ha dejado tener nada.

Este amor se apaga, cómo terminan los mensajes que no mandas, cómo terminan las canciones que no acaban...


Ivan Ferreiro en bucle.


miércoles, 3 de febrero de 2021

No se habla de otra cosa.

Pandemia, mascarillas, crisis.

Trasnochar en casa, poco ruido.


Ya no hay multitud que arrolle.

No hay abrazos sin miedo.

Ni besos accidentales.

Ni "conozco un sitio, una más".


Ansiedad del bienhechor.

Corrupción de la libertad.

Madurez impuesta.


Antes, si me quedaba despierta toda la noche, a sabiendas de que si me entraba pánico, podría ponerme las deportivas y salir a andar muy rápido e inspirar profundamente el silencio de la calle.

Hoy mi única rebeldía es ir sin mascarilla del portal al coche a las cinco de la mañana, para ir a currar, e inspirar ese silencio mirando de reojo si viene policía.

A los bohemios, que no negacionistas, porque servidora no es estúpida, nos han jodido la vida.

Ya no podemos discutir del nihilismo durante horas en un café; entre lo políticamente correcto, lo responsable y el toque de queda, las reuniones son escasas, las cervezas caen rápido y sólo suspiramos deseando que todo acabe.

Que haya sido una pesadilla, un mal recuerdo.

Cómo es que en tan pocos años, el mundo ha cambiado tanto...


miércoles, 2 de diciembre de 2020

Puritanismo.


Los veinte son para eso, para ser puritano.

Para gritarle al mundo que eres culto y pasas de las modas, que eres único.

Igual de único que todos los demás.


Pero los treinta...

Los treinta son una mierda.

Empiezas a darte cuenta de que las modas te pasan.

Que quieres volver a disfrutar de cada fiesta absurda.

Que las cosas que estaban en su sitio van en sentido de la gravedad.

Que no eres un bendito, tu metabolismo tampoco.


Tu cuerpo grita como un adolescente.

Encerrado en una fábrica de sueños amargos.

Y no, no eres como Benjamin B.

Te excitan cosas extrañas porque lo normal aburre.

El sexo deja de ser un secreto a voces.

Y te preguntas si estás donde querías estar.


Renunciar es la palabra clave.

La que te acompañará el resto de tu vida.


A todo lo que quieras renunciar....

jueves, 22 de octubre de 2020

Cuando esbozar una sonrisa resulta titánico.

Cuando no hay motivo para dejar la cama.

Cuando las ganas de llorar son permanentes.

Cuando dejas el automático puesto.

Impotente, incomprendida, sola.


Y tienes que seguir.

Para demostrar, no sé muy bien por qué, o a quienes, que puedes seguir.

Que eres normal.


El mundo estructurado en dinero te necesita normal y funcional.

Cómo se les ha olvidado a ellos, que es el mundo y no ellos los que te necesitan así.

Porque el dinero ayuda, pero no me compra nada de lo que necesito.

No lo puedo cambiar por ganas de vivir, ni por autoestima.

Y no puedo pagar la compasión, ni puedo devolver la autodestrucción.

Joder.


lunes, 30 de marzo de 2020

Bata blanca

Me la pongo once días seguidos, setenta y cuatro horas.
Limpio con lejía a conciencia el mobiliario y pulverizo alcohol en mis guantes.
Niego con la cabeza por rutina: "no hay material para nadie".
Me ajusto la mascarilla cuando alguien se acerca.
Pido, por favor, que respeten la línea a rayas delante del mostrador.

Y ese momento me parece de lo más curioso.
Debajo de la mascarilla sonrío, aunque no se vea.
Pero quiero creer que se intuye.


Todos echan la culpa a algo.
Al gobierno actual, al pasado, al anterior, al que podría haber sido y no fue.
Todos parecen tener la clave mágica para resolver esta situación.
Pero nadie lo vió venir, nadie pensó que pasaría.

Todos incendian las redes.
Retos, fotos, videollamadas, consejos, yoga, recetas.
Artículos sobre salud mental para mantenernos cuerdos.

Pero cuando pasa un coche de policía o una ambulancia asoma el miedo.
Por ellos, por mi, por todos.

Me asomo a la ventana fumando a las ocho.
Mis vecinos no saben que once días seguidos, setenta y cuatro horas, me pongo una bata blanca.
No aplaudo, pero sonrío mientras fumo.
No lo saben, y daría igual que lo supiesen.

No me siento una heroína, ni valiente, ni más expuesta que nadie.
Me siento igual de encerrada que ellos.
Me falta sentir el aire en la cara en un paseo por el parque, igual que a ellos.
Me falta sentarme en una terraza y tomarme tres cervezas, igual que a ellos.

Me falta coger el coche y ver a mi familia, igual que a ellos.
O irme de viaje, a donde sea, igual que a ellos.

Después de esto, todo volverá a ser igual.
La hipocresía seguirá su curso...




viernes, 6 de marzo de 2020

Tras el alboroto viene la reflexión.

Me siento plena en alma a días.
Y amar no me cuesta, salvo las cuestas.
A veces creo que soy yo a medias.
Entre el ayer y el mañana.

Quiero memorizar plazas y rostros.
Retratar y elevar lo mundano.
Aunque a veces me encierro aquí.
Sin saber a dónde se van las ganas.

Y el cansancio se sume en más de lo mismo.
Se escapa el tiempo como arena entre los dedos...

sábado, 16 de noviembre de 2019

No sé muy bien cómo explicarlo.

Existen los raros ¿sabes?
Y no sé si soy un ejemplar de esos.

Me traiciona el aspecto, lo sé, joder.
Porque intento mimetizarme con los "normales".
Pero no funciona demasiado bien, hoy menos.

Me bebo una botella de vino cada día que estoy triste.
Entera. El embotallamiento me dura horas plenas.
Y me siento un poco menos rara y un poco menos normal.

Es difícil sentirse vacío, aunque sea a ratos.
Necesitas cariño a borbotones, a raudales.
Necesitas mimos y abrazos, y recuerdos.

Porque en realidad, lo confieso...
Lo que más siento todo el rato es dolor.
Un dolor que no deseo a nadie, por altruismo.

De no saber qué pasará mañana o esta noche.
De no saber con quien juntarme para el rato.
Sin saber si me abrirá su corazón...
Igual que quiero abrir el mío.

Y expectante siempre.
Del cariño que necesito.
Del que necesito a plazos.
De si mañana será necesario...

viernes, 25 de octubre de 2019

Hay días buenos (pocos), regulares (la mayoría), y malos (una buena dosis).

Y no te voy a mentir.
Los buenos pasan rápido.
Y los regulares normal.
Pero te encuentras en esas tardes...
Ya sabes de lo que hablo.
Parece que te lo has perdido todo.

Sacrificio por un lado, algún beneficio por otro.
Y cada año parece menos.

Descorchas la botella.
Ha sido una semana dura.
Celebras haberla superado.

Pero sigues sin arrancar.
En un estanque sin revisar.

Suspiro.
Cojo aire.
Disparo a ciegas.

Quiero comprar si me equivoco....

lunes, 7 de octubre de 2019

Hoy mi tristeza dirige por mi.
Me lleva suplicando hacia la cama.
Lágrimas frías, pequeñas, sin fin.
Aprecio la soledad más que nunca.

Me contagia la gente.
Su mal humor ennegrece el mío.
Su mal carácter corta mi poca dulzura.
Mi rostro se apaga, cada vez más bajo.

No sé dónde estoy.
Los días de lluvia suenan más alto.

No sé dónde estoy.
Me parece un sitio tan frío con sol...

No sé qué esfuerzo merece éste lugar.
Si yo quiero correr y ser feliz.
Y me ponéis la zancadilla todo el rato...





lunes, 23 de septiembre de 2019

Cada vez es más difícil.
Como si fuera a irme y no volver.
Cada día es más largo.
Pero se escapa cuando llego.

Retengo retazos en mi memoria.
Olor, sabor, deslizar las manos.
Todo me suena y todo me sorprende.
Tendrían que haberme avisado.


Nostalgia de lo que fue.
Aún más de lo que podría.
Miedo de eso último.

Lo sospechaba.
Pero no sé si podía estar así.
Dando vueltas infinitas.

jueves, 29 de agosto de 2019

Cuando corren los días.
Se me escapan las ideas.
No está. No estoy.
No sé si soy.

He construido esta cueva.
Y otras mil en su interior.
Puedes quitarme mil capas.
Hay otras mil, muñeca rota.

Seguiré por algún tiempo.
El que me quede en el reloj.
Mi cuerpo se desploma.
Mi mente quiere volar.

Escóndete, te persigo.
Deséame, haz gala.
Pero no me quieras.
Haz como que sí.


Pero jamás...
Jamás dejes que me tire a dar vueltas.

lunes, 26 de agosto de 2019

La norma, la regla, el punto y la coma.
Las excepciones se vuelven pautas.
Palabras sin calcular, silencios contados.

Cambiando siempre el ritmo.
Distinta orquesta.
Final acompasado.

Caras y bocados, sin mesura.
Drogados con sudor y saliva.
Alienados en cada carcajada.



Me despierto a veces pensando.
Si el anhelo se vuelve rutina.
Si siempre te gusta la misma dosis.
Y yo tengo tan diferentes medidas...
Joder, qué hago conmigo.



miércoles, 7 de agosto de 2019

La lluvia en mis manos.
La bañera vacía.
Lágrimas y saliva.


He estado tan cerca del final que ya no sé cómo empezó.
Un desierto con un oasis inalcanzable.
Vagando por las noches y buscando sombra por el día.

Sigo sola, me digo.
Dedos por mi espalda.
Duérmete, me digo.
Un giro, apártate.

Ser infeliz intencionadamente.
Y seguir buscando otro oasis.
Siempre con sed.


lunes, 29 de julio de 2019

Hay versos para todos, besos largos y cortos.
Palabras que rompen corazas y apagan llamas.
Y nos creemos tontamente libres en esta jaula.
Huyendo, no sé de qué, para volver a encontrarnos.
Otra vez, insistimos que encontramos un lugar.
Y otra vez, se desvanecen las ganas de probar suerte.
Crees que has apostado más de lo que podías soportar.

Vuelve la rutina de aprender de nuevo a caminar.
A ratos menos, a ratos tropiezas, un paso atrás.
¿Cuántas veces tendré que volver a bailar el mismo vals?



martes, 23 de julio de 2019

Pasan y pesan los días.
Nada que hacer.
Vueltas y vueltas.
Encerrada con mis demonios.
Hablo con uno, después otro.
Me despierto y no sé dónde estoy.
Me miro desde el techo.
Hastío, bufo cual gato furioso.
Me siento lejos de aquí.
En otro año, en otro bar, en otra yo.
Otra que no soy, otra que si.

No le digo nada, a nadie.
Porque no hemos venido a ser plenos.
Y si pasa, es sólo casualidad.
Y de prestado, me digo, aguanta un poco más.
Un mes más, un mes menos.

miércoles, 17 de julio de 2019

No he conocido en nadie, jamás, un infierno tan grande como el propio (lo juro).
Hay cosas que no cuento, por no mancillar los restos dispersos de mi inocencia.
Y no sabría muy bien si quiero bucear tan a fondo para sacar las miserias a flote.

Me cuesta y me gusta salir de mi cueva meticulosamente ordenada.
Entre tres y cinco horas de coche, me dejan a solas con mi cerebro.
Acabo odiándome un poco a las dos horas, y recompongo la calma antes de llegar.
Me repito una a una, respirando profundamente, las virtudes bien trabajadas.
Y pienso que, la ansiedad del principio, se calmará con una cerveza o dos.
No sé cómo estar sola, me someto ante un precipicio si lo visualizo.
Pero empiezo a sospechar que nadie sabe, que todos fingen.

Disparos de palabras en el pecho.
Abrazos fundidos sin límite de tiempo, apretando.
Todo lo que quiero, es que, a veces, me quieran.
E incondicionalmente y casi siempre.
Que me dejen con ganas de querer.

martes, 16 de julio de 2019

Tiempo sobre tiempo.
Me llega a quemar la piel.

Me pierdo en la memoria.
Y me sacude el presente.
Sin soltarme el pasado.

Construir sobre ruinas no es fácil.
Y recorrer de nuevo...
Mi peor época.
La mejor también, o eso parece.

Podría caerme ahora mismo en un pozo.
Que se me pare el corazón...

miércoles, 26 de junio de 2019

Rompen las olas.
Muy dentro, un instante.
Miedo y vértigo por igual.
Y luego, la calma en mi mar.



Tan dependiente de mi cuerpo.
Rómpeme otra vez.

jueves, 6 de junio de 2019

Mi monte placentero de escalar.
Mis muslos un sendero.
Y mis manos limpias acompañan a esta mente sucia.

No lamentes no tenerme.
Si buscabas a quien salvar.
Soy el dragón que se comió a la nobleza.

No eres tú.
Contigo no soy así.

Joder, mi ropa perdida.
Vueltas y vasos vacíos.

Me tiro en la cama y no estás.
No quiero estar sin ti.
Pero no sé si es mejor.
Si te imagino ganas más.

Me quieren todos.
Cuando les sonrío.
¿No lo ves?
Hasta ellas me miran.





lunes, 27 de mayo de 2019

Partes

Y es verdad cuando te digo que te quiero.
Y es verdad cuando pienso en cada uno.
O igual no quiero a ninguno.

Tenemos conquistado este territorio.
Mi cuerpo y mi conciencia.
Mi bragas y mis dramas.
Mi cordura y mi demencia.

Mis raices y mis flores.
Mi magia y mi mesura.

Y yo, tan beata, tan jodida.
Tan mimada por la humanidad.
Cómo me voy a negar.
Cómo elijo qué mitad...

En este frenesí de vida. 
Con el buffet completo.

Hasta que tenga que pagar la cuenta e irme por defecto.



martes, 21 de mayo de 2019

No todo era verde.
Esas tardes de beber en el césped.
Noches de callejón y bar.
Y Coltrane.

Amortiguada por el ruido.
Amordazada por la cárcel de mi casa.
En la que me recordaban que no era mía.
Me escapaba.
A los bares, a la calle.

Ahora me miras atónito.
En la calle, en los bares.
No podría decir sí.
No podría no hacerlo.

Ya no queda nada de ella.
Ella no jugaba así.
Rompiendo las reglas.
Ahora apuesta por ganar.



lunes, 20 de mayo de 2019

Tengo el alma amarga y las piernas llenas de miel.

Libre en esta cárcel.
Y tu deseo me alimenta.
¿Quieres que me relama?
Vuelve a probarme.

Más madera a este fuego.
Hasta que te consuma.
Si haces que me aburra.
Te quedas en astillas.

Recorre las costillas.
No hay corazón que acariciar.
Solo un ego voraz.
Un edén para tu ego.

Prometo portarme mal.


sábado, 30 de marzo de 2019

Debería estar cansada de tus manos, de tu pelo, de tus rarezas...

Pero vuelvo.
A por más.
A nuestra casa.

Me quieres, aunque no sepa bien por qué.
Cuentas los infinitos lunares de mi cuerpo.
Y nunca te cansas.
Convives con mis demonios.
Con mi corazón envuelto en coraza.
Con mi amor lacerante.
Intentando ser sincero.
Pese a todo valiente.
Y en algunos ratos maltrecho.



Ya no puedo irme de nuestra casa.
Mi amor no puede vivir sin ti.

lunes, 25 de marzo de 2019

Al límite


¿Lo sientes?
Cuando te quiero hasta que me duele el pecho.
Cuando te odio hasta querer que sientas dolor.
Cuando te suplico que no me abandones.
Cuando no te dirijo la palabra para que no me importe.
Cuando parece que todo está bien y estoy en una nube.
Cuando todo va mal y hago cualquier cosa para no sentirlo.

Cuando se me clavan por dentro tus juicios.
Cuando no soy capaz de creer las alabanzas.
Cuando pierdo el control y todo empieza a girar.

Siempre al límite.
Siempre lo mejor.
Siempre lo peor.
Pero al límite.
Esa soy yo.




Cómo explicar lo que no se debe.



Que las manos sean firmes.
Que la mirada sea fija.
Que las embestidas no acaben.
No importa dónde.
No importa quien me mire.
Lo que importa es que mires.

Te voy a tirar del pelo hasta que sientas dolor.
A ver si me respondes.
A ver si me demuestras que me quieres aquí.
Con un rastro de saliva.

Pero quiéreme salvaje.
O no me quieras, lléname.
Más fuerte, más rápido.
Más ganas, más gemidos.
Ponte serio.
Hazme suplicarte...


O voy a romper las rejas y salir de aquí...


martes, 22 de enero de 2019

Artificio

Dejamos las marcas de nuestro paso por cada rincón.
Unas más dañinas, otras menos rencorosas.
Pero el caso es que, ya que nuestro cuerpo no perdura,
que lo hagan al menos nuestras almas.
Y que perduren dejando lleno de gris el negro.
Y con los labios secos por el camino.


Y yo, en este paraíso insípido, me siento como Eva antes de morder la manzana que la condenó al conocimiento.
De la vergüenza que reposa en mi almohada.

Volveré, porque si quieres hacer algo, hay que hacerlo bien.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Nostalgic-omedia

En la (casi)treintena se pone de moda el accesorio eterno.
La nostalgia.

Se va contigo a dormir.
Te levantan las canciones.
No volverás a ver lo que conociste.
Pero una parte queda enterrada.
Esperando.

Y todo se diluye.
Y con el púrpura en los labios sabe mejor.

O al menos, sabe lo suficiente.
Para lo insípida que te has vuelto.
Te comen en tres segundos.
Pero no llegas todavía.

Y bajando lentamente...
Con el humo en la garganta...
Te diría mentalmente
que mi cuerpo ya no aguanta.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Siéntete afortunado

No hay nada, por fuera, que esté a mi altura.
Y qué alto lo veo desde estos tacones...

La incertidumbre estaba bien.
La respuesta no quiero saberla.
Aunque nuestros refugios estén marchitos.
Aunque los cuerpos no duren para siempre.


Mientras no hagas incómodos los silencios.
Mientras sigas esperando a que algo pase.
Yo prometo no esperar que cambies.
Ni pensar que este roto me puede hacer un remiendo.

Porque era tan fácil sentarse con Platón.
Tan fácil de admirar en la distancia.
Y sepas...
Que en mis piernas siempre hay un camino de espinas.
Que soy una flor carnívora.
Que nunca será suficiente.
Y no tendrías ni para empezar.

lunes, 5 de noviembre de 2018

Entiendo que digas que soy un desastre...
(...)
Lo que me has preguntado, no lo he oído.
Pero de todas formas, voy a contestarte (...)
Llevas razón sobre tú y yo, pero da igual, porque he cambiado de opinión.
Sabiendo, como sabes lo que siempre le hago a la gente,
¿cómo pensabas que contigo iba a ser diferente? (...)
Es normal que pienses que soy un monstruo,
porque no he llorado y estoy tan entero (...)
Que solo me importa, lo que no me importa.

Pero esto no lo he escrito yo.
Es de Astrud.

Describe perfectamente cómo debería haber dicho a bocajarro todo.
Cuando pregunté a F si escribía bien...
Me contestó que hasta un reloj roto da la hora bien al menos dos veces al día.

Y yo me pregunto, si tenía algo de razón.
Por odiarme un poco.
O por no "quererme" ya ni un poco.
Puede que lea esto con una ceja levantada y le haga gracia.
O puede que me odie un poco más.

Ya da igual, F sólo forma parte del entresijo de mi memoria culpable.
Tampoco pediría perdón, en realidad, la canción tenía razón.
Mi minusvalía estaba a flote, tiene explicación.

Sabes, esto se lo escribo a otra persona.
Una que quizás me importa más de lo que podría admitir.
Y por eso mismo, me tengo que obligar, a que no me importe.
Algún día lo leerá mientras me tenga con la mirada fija .

Y hasta entonces, voy a volver a fingir que todo es normal.
Que nunca me entero de nada...

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Sí, septiembre siempre me vino grande.
Una y otra vez.
Otra vaso.
Ahora medio lleno, ahora medio vacío.
Y lo vacío del todo.

Otra inmersión más en mi profundidad.
Más allá de la carne.
Hay tantas capas...
Sigo echando a suertes cada día.
Hoy un poco más, aguanta otro más.
Y pasan, corren, a veces lento, a veces sólo dejan una estela.
Es aquí donde me encuentro, dónde siempre.
Joder.
El infierno era esto.
Ver que sólo escapo a nuestro paraíso si cierro los ojos.
Y me dicen que si los cierro del todo, que no lo veré nunca más.

Ya no existes en este mundo.
Y yo tampoco existo en el que nos sentábamos a hablar.
El pasado parece siempre mejor.
Siempre peor.

Y yo, cierro los ojos...
Por un instante, casi estoy allí.


viernes, 31 de agosto de 2018

Las palabras se han ido saltando a otro renglón.

Hace mucho.



Después de haber repasado casi una década de tristeza, hedonismo, suicidio y promiscuidad, puedo plantearme si aún queda algo por contar.
Creo que la parte que sirve, mi tormento personal, el dolor transformándose en un código casi asimilable para mi psique y para vuestros ojos, ha quedado reducida a una piedra.
Una que pesa lo suficiente para recordar que convive conmigo siempre al acecho.
Pero volvamos a las palabras.
No sé si es la técnica, nunca he sido amiga de la prosa.
No sé si los grandes escritores la combinan sumiéndose en el tormento de por vida, renunciado a la felicidad para crear.
No sé si simplemente piensan que es ficción y siguen imaginando.
Mis palabras no han sido ficción, es lo que más asusta.
Eran yo. 
Destruída, con el corazón aullando.

Al fin y al cabo, mi nombre, Anastasia, proviene del griego "anástasis"; y puede significar "resurrección" y a la vez es el descenso a los infiernos para volver a la vida.
Que paradoja. 
Porque para salir a flote he tenido que meterme y bucear muy al fondo...


Estoy en un punto gris.
Es difícil, cuando tus emociones pasan de ser intensas y esclarecedoras a asomarse por debajo de la puerta, sin querer molestar demasiado.
Quieres soltarte, volver al tormento para sentir algo, pero a la vez quieres poder levantarte de la cama, y poder "funcionar" con normalidad.
Aunque no sepas qué significa.

Que aburrimiento.
¿Veis por qué no os cuento mi vida a bocajarro, sin más?





lunes, 6 de agosto de 2018

Eran los abrazos infinitos.
Las caras conocidas y sus sonrisas al vislumbrarme.
Yo siempre fui un poco animal(a).
Siempre buscando el amor (imposible).
En los rincones de la noche.
Escondiendo mi rostro detrás de los libros.
Inventándome aquellas historias sobre sus manos.
Y diciéndome una y otra vez, que todo tiene que ser mejor de lo que es ya.
Los viandantes se giran a mi paso.
Yo tengo lágrimas en los ojos y se preguntan, como una criatura tan bella, puede ser tan infeliz.


domingo, 27 de mayo de 2018

Humanamente

Aún hay atisbos de vergüenza y dolor al acordarme.

Y tal vez, al ver las letras tan serenas que salen de su mente.
Ese cuerpo tan en equilibrio con la cabeza.
Me podría invadir la ira, pero me da paz.
De la que necesitabas después de mi tormenta.

Me cuesta aceptar la oscuridad innata de mi alma.
Pero al menos, me mantengo a una distancia prudente.
Mirándola de reojo, y a veces acariciándola.
Al fin y al cabo me ha traído hasta aquí.

No seré la criatura más sabia.
Ni la más bondadosa.
Ni la más fácil.
Pero ser, el mismo hecho, sin adjetivo...
Eso, a veces, ya es suficiente.

domingo, 27 de agosto de 2017

¿Sabes lo que es el placer?

El que brota del colapso, sin aire.
Del peligro que corre por tus venas.
Hasta perder la consciencia.
Y no sentirte saciado nunca.

¿Sabes lo que es el dolor?

De palabras y latigazos.
Sangre brotando hasta el suelo.
Hacer los cortes muy profundos.
Que te dejen marcada de cicatrices.

¿Sabes lo que es el amor?

Hasta dar tu propia vida.
O pensar que podrías haber hecho algo más.
Que se te desgarre el pecho y se te contraiga el rostro.
Y desear no sentirlo jamás.


Al parecer no sé nada.
Pero sólo en apariencia.
La apariencia de la que hicisteis un juicio...

miércoles, 2 de agosto de 2017

Dedicado a Angel (y su perro Tobías)

Hoy pensaba en ese sofá negro.
El confidente de lo que fui.
Salvaje y dulce.

Hoy te soñé. 
Estábamos sentados con una ronda más.
Y yo te contaba que necesito gritar.
Mi cuerpo se deslizaba por el sofá.
Y revivía cada una de esas tardes.
Las que duraron tres años, y dos más.

Te echo de menos, Angel.
A tus consejos.
Tus canas y tus fotos.
Se me hace un nudo en la garganta.

Ahora me encuentro aquí, en otro sofá.
No sé por cuánto tiempo, no sé por cuántos silencios.
No me duele nada, de verdad.
No sé si es bueno o no.

Ya no sé ser salvaje.
Ya no sé ser dulce.
Ya no sé ser nada....

domingo, 30 de julio de 2017

Días nihilistas



Yo no puedo ser una razón.
No puedo ser un camino.
No puedo ser de nadie.


Debo ser el esbozo de las criaturas imperfectas.
El pecado capital.
El camino incorrecto.

No sé cómo puedes con mis desganas.
Me han roto tantas veces que me he endurecido como mármol.
Sólo puedo darme con libertad.
Y aún así seguiré con una parte escondida.

Me voy a ir un rato de tus esperanzas.
Vuelvo ya si eso mañana...



lunes, 26 de junio de 2017

En parte escribo por razones concretas: melancolía, amor y depresión.

Exprimo las imágenes y el sonido de las palabras, a ver si con otra vuelta dejan de pinchar en el mismo sitio y mi corazón se apacigua, esperando paciente a los pequeños sobresaltos que esta plana estabilidad me ofrece.





Quizás por eso el vino entra tan bien cuando te das cuenta, muy consciente y parpadeante, del paso del tiempo.
Quieres dejar de estar tan consciente.

Total, ¿para qué?
Creo que ya he vivido los grandes dramas.
Creo que ya no puedo amar con mayor intensidad.
Creo que ya no puede doler más de lo que ha dolido.

Todo necesita desdibujarse.
Para que siga corriendo el reloj, con un poco de sentido.
Dejar de avergonzarte de tus malas acciones y decisiones.


Quizás necesito enamorarme de mi misma y de la vida otra vez...

lunes, 19 de diciembre de 2016

No he podido desvirtuar aquel rostro al dormir.
Ni siquiera el tiempo me da tregua.

Aquí hay un castigo diario.
Uno que yo misma elegí.
Al no dar la vuelta en algún punto.
Soy egoísta, lo sé.
Quiero palpitar de nuevo.
Quiero dejar de esperar.
De imaginar una conversación.
Una que no ocurrirá.

Y mientras, espero a ver si pasa algo...
Nada ocurre en esta habitación.

jueves, 24 de noviembre de 2016

Hoy he soñado contigo.
Con lo que nunca te dije.

Me he acordado de lo melómana que era nuestra relación.
Y de lo tóxica que fue (que fui) al final.
Porque yo no quería dejar escapar nuestras canciones...

Me he acordado de la cicatriz de tu barbilla en la almohada.
De que aprendí de ti que tu perfume llevaba tabaco.
De lo que te gustaba fumar nada más ducharte.
De que contigo fui demasiado confiada.

No, no quería que fuese el recuerdo que es hoy.
No entendía que mi corazón roto no bastaba.
No entendía que mi infierno era tan grande.

Hoy besaría tus mejillas y te diría que lo siento tanto...
Que ya te he perdonado.
Que espero que hayas curado las heridas.
Que tengo un trozo de alma completamente negro desde entonces.

Y ese es mi castigo.
No poder decirte nunca nada.

viernes, 28 de octubre de 2016

La noche cae y nos mantiene despiertos.
A los que creemos en esa religión tan peculiar.

Porque a veces no sueño suficiente en esa cama.
Y me apetece ponerme otra cara.

Mi interior está dividido en lo que era, lo que soy y lo que quiero ser.
No sé si me entiendes.
La normalidad está bien.
Casi siempre.
Salvo cuando me doy cuenta de que todo es normal menos yo.
Y ahí quiero salir corriendo.
Porque allí me encuentro salvaje.
Artificialmente feliz.
Un poco menos yo.
Un poco más yo.


Y así las noches pasan.
Mientras me peleo por aceptar la realidad o escapar de ella.

miércoles, 19 de octubre de 2016

Y corrieron mis pies solos cuando pisé el paraíso, gris a un lado y azul al otro.


Y salvando las distancias, volví a sentirme un punto brillante muy alto.
Pero hay un océano entre las sábanas.
De todas las cosas que nunca digo.
De las que no me atrevo a pensar.

Porque lo mío ya fue ahogarme al ir contracorriente.
Tus cartas flotan en el agua, borrándose la tinta.
Y yo...
Yo no encuentro dónde escribir.

Siendo todas aquellas cosas que no quise.
Sin ser todo lo que querré.

martes, 22 de diciembre de 2015

Llevo en las sienes marcada la falta de aire de quien se ha ahogado en la marea.
Y en las piernas la ira de quien sostiene un arma por miedo.
Mi pequeño mundo conoce los estragos de vuestras batallas.
Y yo corro, callada, a limpiar las heridas de cada combatiente.

No saben que tengo mi propio bando.
Seguiré callada.

No vean las marcas.
No quieran sumergirse en el abismo.
Pues el sendero de vuelta lo hice a ciegas.




Doy por nulo mi juicio, porque he cambiado otra vez de opinión.


miércoles, 23 de septiembre de 2015

Palabros

Si fuera una palabra, sería indefinible.
O todas a la vez.




Si solo existiesen las butacas de terciopelo,
y tuvieras que pasarte la vida sentado en una, 
te levantarías furioso y darías mil pasos,
hasta hacer el esbozo de una silla.




Ese sería mi concepto de arte.
Imaginar sillas de lo más incómodas.

jueves, 20 de agosto de 2015

A veces mi corazón no siempre late a la velocidad que quisiera.

Las mariposas se han posado a observar con lupa.
Y yo miro y remiro, y me pierdo en ese lago.
A veces gris, a veces azul, a veces verde.
Sigo sin entenderlo.
Sin creerlo.
Y tiro del hilo más fuerte y más fuerte.
Sabiendo que si lo rompo lo voy a lamentar.

¿Cómo puedes seguir sin marearte en una balsa a la deriva?
¿Cómo vas a soportar que me enfade que todo vaya bien?
¿No ves que más al fondo hay arenas movedizas?

Estoy tan hecha a la tribulación, a la dificultad...
A las tormentas.
Que el cielo despejado me ciega.

lunes, 15 de junio de 2015

Otra vez diviso pupilas cristalinas
y me da un vuelco todo el cuerpo.
Otra vez siento la alteración
que hace temblar las manos.
Que hace dibujar una tímida sonrisa
y dormir pensando en la suya.
Perseguir la casualidad
y encontrarla sin buscarla.
Querer pasar las manos por la nuca
y mirar eternamente la noche.
Sin palabras.

Otra vez, a corazón abierto.

domingo, 14 de junio de 2015

A corazón abierto

Cae el escepticismo una vez más como caen las hojas
desnudando la muerte para volver a la vida.
Caen por su propio peso el miedo, la sensatez, el pasado.

Y de nuevo te encuentras con la horma
de ese zapato que perdiste y no recordabas.

jueves, 4 de junio de 2015

Más luz, más sombra


En una noche fría, el fuego se consumió con avidez.
Ya a oscuras, los contornos se disolvieron.
Sólo el tacto quedaba para encontrarse.
Consolarse.
Pero se alejaron cada vez más.
Hasta morir helados.

¿De qué sirvió el miedo?
¿Ganaste acaso batalla alguna a su lado?

Empobrece a ambos bandos.
A los que se amaron en cuerpo.
A los que se apetecieron en alma.
A los que echaron cadenas al tiempo.


En otra vida tal vez, llegue a esquivar esa piedra.
Pero por hoy, que me lapiden.









miércoles, 8 de abril de 2015

No soportarlo


El corazón engulle millones de acciones, de caricias, de súplicas, de malos tratos, de esperanzas, de promesas, de mentiras, de sonrisas y de llantos, escupiendo los restos, los recuerdos, como algo que quedó atrás, sin amarrarse lo suficiente, sin tocar el interior.
A veces se rompe de tal forma que dan ganas de convertirlo en piedra.
Y te pones una venda en los ojos, para no volver a fijarte en nadie más.
Porque crees que no puedes soportar nada más.




¿A dónde van las historias de amor que se caen por el camino?


martes, 20 de enero de 2015

No pensar



Y los deseos se hacen calor que emana de los adentros.
Al extinguirse la llama, se acomodan próximas las caras.
A callarse pensamientos. A contarse recuerdos.

Se duerme la conciencia. 
Deja de rumiar la mente.
Descansan los cuerpos.
Amanecen aún próximos.

Voy aprendiendo bien.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Estigma

Tengo miedo.

De mi misma.

De la parte que se desata cuando se enfrenta al futuro.
De la calma antes de la tormenta.
De las cartas que se dan la vuelta.


De ver en las palmas los estigmas. La sangre.

De salir corriendo.

Correr por el asfalto y tomar el próximo tren.
Deshacerme y volver a construir el alma.
Cepillar el pelo y la mueca del espejo.
Preguntar lo imposible al cielo y pedir volver a la tierra.



lunes, 6 de octubre de 2014

Las bocas



Se posaron como mariposas.
Danzaron las lenguas.
Se perdieron las manos.
Galoparon los latidos.

Se miraron a los ojos, dudosos.

Sé perfectamente cómo se aman las noches.
Qué ansiosas son, qué secretos se desvelan.
Las últimas canciones como excusa.
Las sonrisas cómplices, como preludio.


Las bocas torcidas, esperanzadas, entreabiertas.
Todas las bocas que yo conocí. 
Todas efímeras.
Todas amargas al final.



Sin embargo, aún me queda miel en los labios.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Sabes muy bien cuando entras en la linea gris.
Y paras por inercia.

Te ves reflejada, con tus virtudes ensalzadas.
El humo no deja ver las llamas del infierno.
Tu cuerpo busca sentirse lleno.

Pero el amor valiente...
Ya no lo es tanto.

Las cicatrices te queman con el mismo calor que el vientre.
Te recuerdan que todos esos senderos te llevaron a la agonía.
Las palabras se marchitan.
Te empujan al foso.



viernes, 29 de agosto de 2014

Anochece en el atlántico



Te hubiera mostrado la vida en plenitud, sin máscaras.
Sin disfrazarme y apoyar la cabeza en la mesa.
El significado del viejo mundo en ruinas.
Los atardeceres en cuestas infinitas.

La esperanza de alargar los días descansa en la mesilla.
El origen y el desenlace.
Y en mi balcón, se posa el reflejo de mil luces.

No estará en paz el corazón valiente, pues alberga la inquietud de que algún día, tu voz lo haga desbocarse.

Septiembre siempre me vino grande.



domingo, 25 de mayo de 2014

Siempre, mi buen amigo

Recuerda, camarada, el frío insolente.
El frío al salir de tu casa, mientras la ciudad se despierta.
Sacaba un cigarrillo y volvía a cruzar otras dos calles más.
Llegaba a mi hogar en ruinas y me metía en la bañera.
A borrar tus huellas. A recordar cómo palpitaba bajo tus dedos.
Y como pedía más y más, mordiéndome los labios.
De nuevo se me encogía el estómago

Pasamos aquel invierno, en esa cama.
Demasiado grande para uno, demasiado pequeña para dos.
Te dije al despedirme, al escabullirme de entre tus brazos, que te querría por siempre.
Y siempre te he querido. Y siempre me he acordado de ti.

Y siempre te echaré de menos.
Aunque te encuentre en otros ojos, menos verdes.
En otras manos, menos delicadas.
Otra piel, menos cremosa.
Otro sabor, menos dulce.

Daría todo, por volver cuatro años atrás, a aquel invierno.
Enredar mis dedos en tu cabello.
Susurrarte que nunca y siempre seré tuya.
Y volver a despedirme.

miércoles, 30 de abril de 2014

La vuelta

Bajo en un torbellino, como una premisa de otoño.
Por las comisuras y los costados.
Bajo ardiendo.

Me quedaría tumbada eternamente en los campos de fresas.
En otro planeta.
Con otro disparo.


miércoles, 19 de marzo de 2014

La mitad escondida

Nosotros.

Bonita palabra. 


Me quejaba del ruido cuando tenías los oídos tapados.
Y por eso quise partir siendo esa mitad escondida.
La que forma parte de un nosotros que se desmoronaba.

Besé infinitas veces, hasta dejarme los labios.
Y las heridas se hacían más grandes, haciéndome recordar las propias.

Quiero que sepas, que precisamente, por haber descubierto mi capacidad para querer (quererme, quererte), hoy soy "el amor valiente".
Y no voy a perder esa capacidad.
Te deseo que vuelvas a descubrirla, y puede que un día, seamos un todo.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Yo nunca lo haría

Mis reglas no son del todo estrictas, pero mi gran debate es saltármelas.


Hay múltiples cosas que me gustan y unas pocas que me apasionan. 
Ustedes deberían saber cual es una de ellas.


Me hubiera gustado haber cedido completa y ciegamente.
Y dejar de preguntarme por qué no se puede tener todo.

martes, 22 de octubre de 2013

Obvio

La esperanza se desvaneció mientras el suelo se abría.

Yo recuerdo aquella felicidad artificial que me consumía por las tardes, hablando del todo y de la nada, sentada en la mugrienta esquina de aquel bar.
Yo recuerdo haber follado en el capó del coche.
Yo recuerdo que una vez no me importó caerme al suelo y romperme las medias mientras las carcajadas me impedían pensar.
Yo recuerdo que solo gastaba dinero en ropa interior, cigarrillos finos y libros.
Yo recuerdo que una vez, tuve pasión por muchas cosas y era realmente buena en todas ellas.

Y ves que la juventud se te escapa de las manos, y que te vas atando poco a poco a todo aquello de lo cual renegaste.

Enredaría mis dedos en tu pelo y tiraría muy fuerte solo para ver cómo reaccionas al dolor.
Hay algo en mi interior que está roto. Hay algo que, aunque parezca que todo va bien, me dice que aún hay días en los que desaparecería de la tierra sin pensarlo y aún hay noches que me bebería todo el desierto.


Habéis sido partícipes de mi tragicomedia, imbéciles.

martes, 8 de octubre de 2013

Memoria

Es posible que al pasar los años, uno se va dando cuenta de lo efímero que es el amor.

Yo odié los labios que besé incontables veces.
Vi la desesperación.
Probé la miel de esas flores que solo se abren por la noche.
Me acerqué al final.

Me miran, como si otra vez supiesen a qué atenerse.
Todas las mañanas recibo mi absolución.
El mirar, callada, la forma que tiene de sujetar las cosas con los dedos, como si fueran a romperse, me tiene fascinada.

Y os voy a decir una verdad:

Yo no sé hacer desaparecer el dolor.
Pero sé besar las cicatrices.

martes, 16 de abril de 2013

Recuerdo el mismo mes, hace años



Pasando las yemas de los dedos por las vértebras, clavando las uñas en la piel que rodea los omóplatos, marcas de dientes en los hombros, la boca al rojo vivo, palpitante, esa mirada de "ojalá el tiempo se detuviese aquí y ahora", las sábanas revueltas, el pelo lacio, enredado, marcas de tu sudor en mi piel.
Me dolía amarte allí dentro, para qué mentir...

viernes, 15 de marzo de 2013

Un paso más


Te dedico mi cuerpo; podrás tocar cada parte de él, no se resentirá, responderá ante ti y agradecerá cada caricia. Desde el principio de mi cabeza hasta el final de mis pies. Te regalo las comisuras de mi boca y te pediré durante horas que poses las yemas de tus dedos sobre mi espalda.
Te dedico mi mente; te retaré a descubrir tu propia verdad, aunque diste de la mía, y te pediré que la compartas para llegar a una conjunta. Memorizaré cada detalle de tu vida, intentaré caminar en tus zapatos y te prestaré los míos. Jamás te mentiré.
Te dedico mi alma, si es que la tengo; besaré tus lágrimas, te consolaré en tus errores y celebraré tus aciertos. Te ayudaré a librar cualquier batalla. Te perdonaré todo lo que mi corazón permita perdonar, y procuraré no mirar atrás.


Te daré todo, sin reserva alguna, a cambio de que rompas las rejas de esta jaula.

sábado, 18 de agosto de 2012

Ser

A veces me siento "nadie".

Puedo con la costumbre, con el paso del tiempo, con la distancia, con la falta de medios, con la pereza, con la culpa y con la inseguridad.
Puedo con todas y cada una de mis cualidades.
Es más, me consumiré en el narcisismo gustosamente, si es lo que me apetece.
Libraré batallas y me relameré las heridas.
Volveré a abrir mis cicatrices y me perderé en el abismo.
Maltrataré y mimaré mi cuerpo a partes iguales.
Seré experta en la banalidad y necia en la ilustración.

Estoy examinando sus movimientos y practicando los míos.
Me proclamo y me pierdo en mi naturaleza.

Soy yo. Para ser mía.

miércoles, 27 de junio de 2012

Mientras mi gato duerme

Primero se lame a conciencia el lomo y luego se pasa las patas relamidas por el morro, con los ojos entrecerrados, echándome un vistazo de vez en cuando, se enrosca, suspira y así se queda, en la esquina de la cama, sobre "su" manta personal.

De vez en cuando se levanta mirando el techo y cantando, otras intenta cazar mis pies, otras viene a pedir mimos y algunas veces, simplemente, a morderme y salir corriendo (sobre todo cuando estoy profundamente dormida, vaya cosa más divertida).
Juega al pilla pilla, es un excelente ladrón de embutido cocido, amasa mis rodillas cuando se despierta y le gusta tanto que le cepillen que acaba poniéndose nervioso.

Hay personas de las que no sé ni la mitad de cosas y se creen que son más importantes.

Hace falta convivir para crear amor.
Hace falta cuidarse para mostrar ese amor.
Y hace falta saber enfadarse y hacer las paces para hacerlo para siempre.


He llegado a la conclusión de que muy pocos humanos saben convivir.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Pasado, presente


Han pasado trece años desde que mi nombre es mío.
Han pasado diez desde que echo de menos el olor de mar.
Han pasado siete desde que perdí la inocencia.
Han pasado séis desde que decidí cometer errores.
Han pasado cuatro desde que jugué a ser pecadora y santa a la vez.
Han pasado dos desde que me dí cuenta del peso que arrastraría para siempre.
Han pasado muchos meses desde que te conocí.
Han pasado algunas semanas desde que no me reconozco.

Han pasado algunos minutos desde el último café.

Y tendrá que pasar mucho tiempo para llegar al final.
Ahora mismo, estoy viviendo.

jueves, 10 de mayo de 2012

Y me regaló flores

...y sonreí como una tonta.

Ya marchitadas, no volví a verle.

No hay una fórmula concreta para salir victoriosa de las batallas, pero si me preguntan por los pasos, diría que fuesen siempre francos, se ahorran mucho en la factura del teléfono.
Y si dicen siempre la verdad, por muy dolorosa y molesta que sea, seguirán siendo juzgados, incluso estarán más solos que la gente que miente, piadosa y concienzudamente, pero al menos, les dará igual.
Si tienen un credo, un ideal, una postura, asegúrense, a base de millones de preguntas y búsquedas enciclopédicas que son ciertas y acordes a su persona, y por su puesto, sepan defenderla.
Cuenten a sus amigos con los dedos de una mano y entérense de cuán amigos son: que se olviden de tu cumpleaños no es un despiste, es mala educación o que les importas un pimiento.

Lávense los pies.
Y no acepten flores. Las joyas duran mucho más, por algo Marylin las prefería.

viernes, 4 de mayo de 2012

Al quinto día

Los viernes suelen ser como una hoja en blanco, porque el resto de los días son para recordarlo.
Los viernes a las cinco me pongo nerviosa al hacer la maleta.
Los viernes ansío tener la marca de tus dientes en alguna parte de mi cuerpo.
Los viernes la cerveza entra sola y hace cosquillas en la garganta, y me temo el resultado.
Los viernes el coche se queja un poco antes de salir a carretera.


Me gustan los viernes.

Pero tarde o temprano llegan los domingos y la ciudad se vuelve gris.
Y las señales impresas en mi cuerpo son el único consuelo.

jueves, 19 de abril de 2012

La boca llena

La mayoría de las veces me callo lo que pienso, porque si dejara saltar las palabras, tendrían motivos para despreciarme de verdad.
Y aquí, entre estas líneas, voy soltando balas a diestro y siniestro, igual esperando a que las reciban unos años después, cuando se hayan cansado de juzgarme y se den cuenta de que ya ni siquiera deseo que me miren.
Y lo único que pasa es el tiempo. Con hastío.

Pero ustedes, tienen la boca llena.
De sus opiniones pasadas de mano en mano.
De insolencia.
De ustedes mismos.

Y yo les miro, desde la distancia.
Preguntándome cómo es que, en vez de tirar piedras, nadie me da la mano.

jueves, 12 de abril de 2012

Precio del habla

Soy un pez de un color un poco rosado, colecciono tejidos suaves y escucho con la boca abierta a esos extraños hablantes.
No sé nada y lo entiendo todo.
La mediocre neutralidad de la que alardean es la decadencia del mundo como lo conocimos por los libros.
Y vivir de extremos no es fácil. Debo decidir de qué lado ponerme, de qué manera ganar y como afrontar la pérdida, aunque me disgusta.
Odio perder, y los odio a ellos, que van como tiburones, pegados al fondo, arrastrando sus amenazantes fauces.
Y eso que, dentro de lo que cabe, me huelen a humano, dulzones y agrios, así como el estiércol.

Me voy a quedar callada, vienen a detenerme por pensar.