Y paras por inercia.
Te ves reflejada, con tus virtudes ensalzadas.
El humo no deja ver las llamas del infierno.
Tu cuerpo busca sentirse lleno.
Pero el amor valiente...
Ya no lo es tanto.
Las cicatrices te queman con el mismo calor que el vientre.
Te recuerdan que todos esos senderos te llevaron a la agonía.
Las palabras se marchitan.
Te empujan al foso.
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