Miocardiopatía de takotsubo.
Síndrome del corazón roto.
El ventrículo izquierdo empieza a fallar. Se presenta por un estrés severo físico o emocional acumulado en el tiempo.
La isquemia puede tardar meses o años en llegar.
Con 5 años provocaba a mi abuelo borracho para que me diese palizas a mí en vez de a mi madre.
1996, al estar mi abuelo prejubilado y mi madre incapacitada, no se puede seguir pagando la hipoteca del piso de Moscú, se compra con lo vendido un pequeño piso en el oblast de la misma, un pueblo llamado Oréjovo-Zúyevo, nos lleva la inmobiliaria en un Mercedes color café con leche. Recuerdo que se me caían las lágrimas en ese coche y mi madre me repetía, no llores, no debes llorar ante nadie.
Cumplí su promesa, no lloré ante ninguna paliza. Si lloras ante un maltratador su satisfacción es mayor y siente más placer.
Pero ya de adolescente, a veces no podía contener ese llanto y me sentía culpable por llorar. Ahí empecé a darme golpes y hacerme cortes para desviar el dolor y reprimir las lágrimas.
Ahora ya no puedo. Una vez que empiezo puedo estar dos horas llorando, pero me sigo sintiendo culpable y sigo dándome golpes y haciendo cortes, pero ya nada consigue desviar el dolor. A veces el alcohol y las pastillas, que me hacen quedarme dormida. O hablar con amigos hasta que consigo calmarme.
Con 7 me desmayé con principios de tuberculosis y desnutrición, tenía una infección en los riñones. Pasé meses con diálisis, aislada por varicela y con palizas por parte de otros niños mayores que yo.
Mi madre murió en noviembre de ese mismo año.
1997, era domingo, el director del hospital no estaba y no pude ir al entierro. No sé dónde están sus restos. No pude llorar hasta el traslado a otro hospital, no me lo creía. Fui consciente cuando me dijeron que le habían quitado la custodia a ese abuelo borracho que tantas veces me había pegado y se estaba muriendo de cáncer se pulmón.
No me quedaba nadie. Nadie iba a volver a por mi. Ya no tenía familia. Solo me quedaba seguir yendo y viniendo del orfanato al hospital y seguir recibiendo palizas.
La ultima vez que él me visitó me dió fotos familiares que el orfanato quemó, ropa que dieron a los demás y algunos de mis recuerdos que también me quitaron.
En 1999, octubre, aterricé en Madrid, fui en un Ford Sierra con "mi nueva familia" que no paró de decirme durante años que me habían sacado de la basura. El cuñado de mi siguiente madre también me dió alguna paliza, en una de ellas me mee encima del miedo, la última fue con 19 años, empezó a estrangularme y notaba mis pies elevarse, tuvieron que pararle, pero nadie jamás le denunció.
Sigo sintiéndome basura. Dejé a una pareja maravillosa por un narcisista que durante tres años me hizo maltrato psicológico, la única vez que intentó levantarme la mano saqué un cuchillo y le dije que me cortaría con él, que jamás dejaría que nadie me volviese a pegar, se asustó y se largó a casa de sus padres. Siempre que me entraban ataques de pánico, crisis o me ponía enferma huía a casa de sus padres.
2022, P me regala una cesta y empieza a conquistarme, a finales de 2023 sube la atención, y me confiesa que le gusto, meses después empezamos una relación, él tiene 55 años y yo 34, pero cedo porque me trata bien y me dice que he sido la chica más guapa con la que ha estado y con la que mejor ha follado en su vida. En cuanto me conceden la discapacidad empieza a llamarme mermada ("es broma mujer") y me dice que no lo cuente a nadie, empieza a criticarme cada vez más y después de navidades me abandona. Le suplico que me lleve a urgencias y me ignora. Vuelve en enero, me aferro como a un clavo ardiendo, la primera semana yo no quería que me tocase pero me ofrecía cocaína para que me dejase follar, me decía que me había echado de menos pero las criticas y las palabras hirientes iban en aumento, vuelvo a mi casa unos días y vuelve a abandonarme.
Quizás por eso suplico morir. Duele demasiado vivir con todo lo anterior. Es insoportable.