Se ve en el espejo sin mirarse, con mueca de satisfacción, pensando que allí y a esa hora, aparenta una rutinaria ebriedad y se ahoga en los minutos que transcurren entre un sorbo y otro, a más caladas, más se evapora el olor a detergente y más se aleja de sus muros, los que le rodean cada noche y de los que le gustaría huir pero no puede, donde cada folio en blanco se supone un reto y la pantalla parpadea al ritmo de los segundos que le quedan para ser libre.
Voy a poder escribir lo que pasa cuando dos pares de ojos inquietos, chocan y se quedan quietos, entusiasmados.
Voy a poder hacerlo, descubrir que se siente al decir el "lo siento" más difícil que se haya dicho, suspirar al poner un billete en la mesa, largarme de algún rincón poco más oscuro que mi baúl de los recuerdos, y relajarme al dormirme a gusto con mi propio egoísmo.
Venga, nos apremia una noche con más datos revelados de los necesarios para crear esa perfecta armonía entre la cerveza que baja por la garganta y el desviamiento de la mirada a cualquier parte menos a los secretos que no vamos a contarnos.
No vas a poder superar jamás esa felicidad que adquieren los demás cuando salen de tus mismos muros.
Y ni siquiera te van a sacar de allí tus propias piernas.
Voy a poder escribir lo que pasa cuando dos pares de ojos inquietos, chocan y se quedan quietos, entusiasmados.
Voy a poder hacerlo, descubrir que se siente al decir el "lo siento" más difícil que se haya dicho, suspirar al poner un billete en la mesa, largarme de algún rincón poco más oscuro que mi baúl de los recuerdos, y relajarme al dormirme a gusto con mi propio egoísmo.
Venga, nos apremia una noche con más datos revelados de los necesarios para crear esa perfecta armonía entre la cerveza que baja por la garganta y el desviamiento de la mirada a cualquier parte menos a los secretos que no vamos a contarnos.
No vas a poder superar jamás esa felicidad que adquieren los demás cuando salen de tus mismos muros.
Y ni siquiera te van a sacar de allí tus propias piernas.