martes, 27 de mayo de 2008

Insuperable

Se ve en el espejo sin mirarse, con mueca de satisfacción, pensando que allí y a esa hora, aparenta una rutinaria ebriedad y se ahoga en los minutos que transcurren entre un sorbo y otro, a más caladas, más se evapora el olor a detergente y más se aleja de sus muros, los que le rodean cada noche y de los que le gustaría huir pero no puede, donde cada folio en blanco se supone un reto y la pantalla parpadea al ritmo de los segundos que le quedan para ser libre.
Voy a poder escribir lo que pasa cuando dos pares de ojos inquietos, chocan y se quedan quietos, entusiasmados.
Voy a poder hacerlo, descubrir que se siente al decir el "lo siento" más difícil que se haya dicho, suspirar al poner un billete en la mesa, largarme de algún rincón poco más oscuro que mi baúl de los recuerdos, y relajarme al dormirme a gusto con mi propio egoísmo.
Venga, nos apremia una noche con más datos revelados de los necesarios para crear esa perfecta armonía entre la cerveza que baja por la garganta y el desviamiento de la mirada a cualquier parte menos a los secretos que no vamos a contarnos.
No vas a poder superar jamás esa felicidad que adquieren los demás cuando salen de tus mismos muros.
Y ni siquiera te van a sacar de allí tus propias piernas.

lunes, 5 de mayo de 2008

A veces

No cabe imaginar si todo lo que siento ahora, los labios secos y el pecho agitado, recordando el olor picante de su piel, el parpadeo repentino al choque de su mirada con la mía, puede sentirlo alguien más. Si el mundo es una farsa y soy la única que siente todo eso que cualquier otro traduciría en amor. Me han estafado, y a vosotros más que a nadie. Porque me lo pregunto continuamente, ¿quien...?
Tenía una sonda, respiraba a duras penas y mis ojos ardían, sin parar de emanar agua, como si tuviera que quedar bien claro que seguía con pulso, que ese pedazo de músculo seguía latiendo y yo ya no podía dejar de respirar, ni olvidar todas las cosas malas que me habían pasado en la vida. No movía nada, como una marioneta con los hilos cortados, mis ojos seguían igual de caprichosos pero sin posarse en nada, a mi cuerpo lo manejaban como querían y yo no estaba, quiero decir, estaba casi consciente, lo justo para notar que me dolía todo, pero no hablaba, no miraba, no escuchaba, ni siquiera el dolor me hacía reaccionar, simplemente era una presencia en estado de shock, ¿por qué, alguien como tú.. ha hecho algo así? Y yo no respondí.
Hoy voy a hacerlo. Mírate, ¿por qué?
Me miro, y lo veo todo, pero veo más allá, atravesando el espejo, la piel, la carne, los huesos, veo un trozo de papel interminable, me veo a mí misma. Y te lo diré: ¿por qué, "alguien como yo", con todo lo que supone eso, pasa la vida, pensando que no hay nadie que alcance a verlo, que... nadie lo va a sentir?
Yo sigo viviendo para creerme que eso no es cierto.
Pero sé perfectamente, por qué podría dejar de hacerlo.