martes, 27 de enero de 2009

Besos en los ojos

No recuerdo con exactitud todos los fallos que cometí, pero tengo la sensación de que, de algún modo, fueron intencionados por mi subconsciente como las nubes apresuran a desvelar la aparición una tormenta. También tengo la esperanza de que te metas de lleno entre cada letra que dedico al tiempo y comprendas que, no puedo vocalizar por mi misma lo que mis manos me sugieren. Porque tengo el corazón atado a ellas, con vendas por todo el cuerpo que no dejan desnudarme al completo, que no me dejan ni siquiera conocerme. Pero el decir en vano, de cualquier manera, decirle a cualquiera que voy más allá de la piel que pueden tocar y echarme a llorar en la oscuridad de mi habitación por hacerme yo misma todas las heridas... Compartí tantas cosas entre la multitud que dejé de pertenecerme solo a mi misma, ni existe el silencio, ni consigo borrarte. En realidad soy como pequeñita, como una marioneta con los hilos cortados que se ilumina cada vez que alguien la saca a bailar. Daría lo que fuera para que las cosas hubiesen sido distintas. Me siento tan mal que creo que no hay absolutamente nada que pueda remediarlo. ¿Por qué el mundo sigue girando? Sueño para mí y sueño para los demás, por egoísmo quizás. Yo, que quisiera ser una ilusión para mezclarme con tus pensamientos y besarte en los ojos..

sábado, 17 de enero de 2009

Me encanta

Depositar la confianza en las manos correctas. Pero tengo la boca desencajada y un mareo horrible, como para confiar solamente en que si lo hago o menos bien, a un metro y medio, me dejaré caer en el sofá y será mi mejor amigo, depositaré mi cuerpo en esa mullida superficie y me dará mil y una vueltas la cabeza, si consigo centrar la mirada en un punto del techo sé que las arcadas disminuirán, que mi pulso se hará estable y quedaré dormida imaginando que estoy en otra semana, en otro viernes, apoyada en la pared, en la penumbra, entre luces rojas y verdes, sosteniendo la penúltima copa que voy a tomar, como si mi sed fuese eterna. ¿Sabes que veo allí cuando vuelvo? Que hay miles de personas que quieren formar parte de esa noche que tan bien conocemos. Y yo, que termino la velada totalmente ebria y sin saber siquiera dónde estoy, me siento de todo menos parte de esa comuna, sino como una nómada que se ha tomado un respiro de su viaje y necesita desconectar. Odio que la gente me toque la cara, pero adoro los abrazos. Y te miro desde la pared con media sonrisa y pienso en que te deseo, arrancándome la ropa. En el fondo sé que soy igual que ellos, pero me encanta destacar.