martes, 15 de noviembre de 2011

Máxima velocidad

Últimamente no paro de decir que me faltan horas en el día.
Porque de verdad que me faltan.
Falta de costumbre.
Claro que él no lo sabía.
No lo sabía ni yo.

Pero esas horas que yo necesito son para mi.
Para ser egoísta y para portarme mal.
Para patalear a gusto y quejarme de todo.
Siempre he echo todo a mi manera.

A veces siento que el tiempo debería pararse.
Que voy a levantarme con arrugas de un momento a otro.
Es como si tuviera la necesidad de captarlo todo.
Como si no quisiera meterme en esto que llaman vida responsable.
Porque todas las decisiones que tomo tienen consecuencias.
Elegir un buen desayuno, una buena postura para la espalda.
Una buena excusa para librarme de algún compromiso.
Una buena lencería y acertar con el tema de conversación.

Y os juro que me quedaría aquí, con horas para mi.
Sin hacer absolutamente nada.
Pero me sobornan con besos por la espalda....
Y resulta fácil acostumbrarse.