martes, 30 de agosto de 2022

Resiliencia

Muchos no lo saben.

Tengo cicatrices por todo el cuerpo de las palizas que me metían cuando era una cría.

Tuve que largarme de casa antes de haber podido elegir el futuro de mis sueños.

Aguanté hematomas, esguinces y agujetas imposibles  cinco días de la semana de los 17 a los 19, para que nunca más nadie pudiera atreverse siquiera a ponerme una mano encima.

Aguanté jornadas de 16 horas, con varios trabajos al mismo tiempo y a veces estudiando a la vez, para que nadie pudiese decir que era una niña mimada.

Estudié, unas veces apasionada y otras con depresión, me leí a grandes clásicos, me descargué en su día miles de películas y canciones e hice viajes con un presupuesto irrisorio para que nadie pudiese llamarme inculta.

Me he hecho daño a mi misma de múltiples maneras, a veces un pensamiento era más aterrador que un corte. A veces me he anestesiado demasiado.

Asi que si alguien se atreve a pensar que soy débil…

Tiene toda la razón del mundo.

Porque a día de hoy aún me estoy recuperando de todo eso.

Aún tengo ganas de hacerme daño pero lo hago en la justa medida para no preocupar a los demás.

Y me lo he grabado en tinta, para siempre.

Para ser cada día menos débil.

Aún así, algunos siguen intentando romperme…

Les compadezco.

Porque, por mucho daño que pueda hacerme, jamás se lo haría a otro a conciencia.

Y eso no me convierte en alguien bueno.

Sólo en alguien que ha decidido aprender de ciertos errores.

A veces me siento jodidamente sola.

En busca de alguien que me bese las cicatrices y me diga que todo saldrá bien.

Pero no puedo mendigar amor caduco.

Solo tengo que esperar a uno recíproco, aunque sea propio.


lunes, 22 de agosto de 2022

Yo quería encontrarme.
Él quería perderse.
No salió bien.
Y aun así yo sigo buscándome.
Dispuesta a quemarme.