lunes, 5 de diciembre de 2022

Nunca fui difícil de conseguir. 

Pero no es fácil conservarme. 

Me puedes romper el corazón una vez, la segunda esos trozos quedarán inertes como piedra. 

No intentes romper mi mente, puedo convertirme en lo más cruel que hayas conocido. 

He visto tu dolor escondido porque convivo con tanto que reconozco su huella.

He visto la fragilidad de tu estabilidad porque la mía se tambalea a diario.

Me gusta mirar dentro de tus secretos, me permite ser vulnerable y conquistarte, porque en el fondo, mi poder de manipulación es algo inherente a la propia supervivencia.

Reconozco que a veces fuerzo mis encantos, pero si me haces reír como a una niña pequeña será completamente sincero.

Si acompañas mis peores demonios seré leal e incondicional y te defenderé con todo lo que tengo, compartiré todo lo que tengo.

Y si, probablemente, empiece a quererte, te daré el mejor regalo: decirte que no te apegues demasiado, no quiero contagiarte de mi padecer, no quiero tener la capacidad de hacerte daño, no quiero que intentes arreglar lo que ya está roto.

Y si aún así te quieres arriesgarte, igual soy capaz de saltar a tu profundidad sin temor.

Pero sé que bucear en la mía será complicado.

Desaparezco.

Si vienes aquí a saber qué me ha pasado…

Siento decepcionarte.

No lo sé.

Me he perdido.

Ha vuelto la ansiedad.

Es terrible.

Duele.

Y solo quiero que deje de doler…

Puede que me esté haciendo daño.

O puede que me haya pasado y ya no esté.

Es culpa mía.

Lo sé.