jueves, 16 de febrero de 2012

Me he vuelto a meter en la cama

He dormido un siglo. O dos.
Hasta que mi príncipe azul me ha despertado con un whatsapp.

Pero no he podido volver al mundo real.
¿Me reconfortaría más vivir en un castillo sin electricidad ni agua corriente?
¿Ni calefacción con el frío que hace?
Tal vez el problema de tener que cumplir mi papel de mujercita polifacética, laboriosa y minuciosa en sus quehaceres, es que es algo de lo que no se puede escapar.
Pero entre edredones y mantas, ahí se puede inventar un mundo mejor.
Y entre edredones y mantas, me siento a salvo.



Soy un completo fracaso.
Una estafa.
No os creáis ni una de mis malditas palabras.
Me he quedado sentada en la última fila.
Esperando un tren que hace mucho que me ha pasado de largo.