sábado, 16 de noviembre de 2019

No sé muy bien cómo explicarlo.

Existen los raros ¿sabes?
Y no sé si soy un ejemplar de esos.

Me traiciona el aspecto, lo sé, joder.
Porque intento mimetizarme con los "normales".
Pero no funciona demasiado bien, hoy menos.

Me bebo una botella de vino cada día que estoy triste.
Entera. El embotallamiento me dura horas plenas.
Y me siento un poco menos rara y un poco menos normal.

Es difícil sentirse vacío, aunque sea a ratos.
Necesitas cariño a borbotones, a raudales.
Necesitas mimos y abrazos, y recuerdos.

Porque en realidad, lo confieso...
Lo que más siento todo el rato es dolor.
Un dolor que no deseo a nadie, por altruismo.

De no saber qué pasará mañana o esta noche.
De no saber con quien juntarme para el rato.
Sin saber si me abrirá su corazón...
Igual que quiero abrir el mío.

Y expectante siempre.
Del cariño que necesito.
Del que necesito a plazos.
De si mañana será necesario...