martes, 9 de diciembre de 2008

Las canciones bonitas

Contaré un pequeño secreto: aun me tiembla el cuerpo al recordarte dentro... Imaginando como me persiguen tus pupilas, posando la mirada en cada prenda y haciéndola desaparecer, sin poder esconderme detrás de ninguna tela, detrás de ninguna pared, sonriendo e intentando atrapar el recorrido de mis labios por tu piel en el recuerdo.
Pero nada de esto tiene importancia, porque me sé de memoria las canciones que pueden explicar aquello a lo que quizás mis palabras no acaban de llegar, me las sé igual que aprendí a leer, a base de memorizar pequeños párrafos que se hacen realidad a los ojos del mundo.
No escribo porque esté segura de que lo haga bien, como tampoco tengo una razón concreta para vivir, solo voy intentándolo, intentando controlar mis impulsos, intentando huir del dolor, de ése que es como una roca como en el pecho que cuando te levantas, puede que hasta pasados minutos no lo sientes, pero cuando cierras los ojos y lo palpas, te quita la respiración, te nubla la vista, sin llegar a hacerte llorar, pues has convivido con él demasiado, has aprendido a no llorar, a negártelo, a salir corriendo. Me supone gastar las mismas fuerzas salir a olvidar que quedarme recordando. Por eso no vivo con objetivos, porque en vano, sustituyo la ambición por la esperanza. ¿Sabes como se llama esto?
Se llama mediocridad. Eso no me lo perdono.