lunes, 27 de junio de 2011

Todo es culpa de los poetas

Sé que conoces la diferencia, que cuando amanece para nosotros es solo una excusa para movernos corriendo a otro sitio o volver a casa, mientras que para la gente real es la señal de que un nuevo día empieza.
Sé que en esa cama, demasiado pequeña para dos, demasiado grande para uno solo, el vacío se hace tan grande que agarrar la almohada para el llanto se hace costumbre.
Sé que a veces funcionamos por inercia, que el sonido que nos acompaña es siempre el mismo, el tintineo de las copas, y que llega un punto que no oímos nada más.
Sé que echas de menos algo que desconoces, que ni siquiera sabes si viviste, si fue real, si fue un sueño, pero cuando intentas acordarte, surgen otros planes.
Sé que deseas volver a la edad de la inocencia, en la que todo era mucho más sencillo y no tenías que sentirte culpable, ni sentir que debías algo si cuidaban de ti.
Sé que la soledad es maravillosa un martes por la tarde, y aterradora un sábado por la mañana.
Sé que todas las personas que nos han echo compañía no cambian nada.

Y finalmente sé que al único cuerpo que puedo amar en su totalidad es al mio, y a la única mente que puedo idolatrar es a la propia.
Porque todo, como siempre, es culpa de los que se creen poetas delante de la barra de un bar.