miércoles, 23 de mayo de 2012

Pasado, presente


Han pasado trece años desde que mi nombre es mío.
Han pasado diez desde que echo de menos el olor de mar.
Han pasado siete desde que perdí la inocencia.
Han pasado séis desde que decidí cometer errores.
Han pasado cuatro desde que jugué a ser pecadora y santa a la vez.
Han pasado dos desde que me dí cuenta del peso que arrastraría para siempre.
Han pasado muchos meses desde que te conocí.
Han pasado algunas semanas desde que no me reconozco.

Han pasado algunos minutos desde el último café.

Y tendrá que pasar mucho tiempo para llegar al final.
Ahora mismo, estoy viviendo.

jueves, 10 de mayo de 2012

Y me regaló flores

...y sonreí como una tonta.

Ya marchitadas, no volví a verle.

No hay una fórmula concreta para salir victoriosa de las batallas, pero si me preguntan por los pasos, diría que fuesen siempre francos, se ahorran mucho en la factura del teléfono.
Y si dicen siempre la verdad, por muy dolorosa y molesta que sea, seguirán siendo juzgados, incluso estarán más solos que la gente que miente, piadosa y concienzudamente, pero al menos, les dará igual.
Si tienen un credo, un ideal, una postura, asegúrense, a base de millones de preguntas y búsquedas enciclopédicas que son ciertas y acordes a su persona, y por su puesto, sepan defenderla.
Cuenten a sus amigos con los dedos de una mano y entérense de cuán amigos son: que se olviden de tu cumpleaños no es un despiste, es mala educación o que les importas un pimiento.

Lávense los pies.
Y no acepten flores. Las joyas duran mucho más, por algo Marylin las prefería.

viernes, 4 de mayo de 2012

Al quinto día

Los viernes suelen ser como una hoja en blanco, porque el resto de los días son para recordarlo.
Los viernes a las cinco me pongo nerviosa al hacer la maleta.
Los viernes ansío tener la marca de tus dientes en alguna parte de mi cuerpo.
Los viernes la cerveza entra sola y hace cosquillas en la garganta, y me temo el resultado.
Los viernes el coche se queja un poco antes de salir a carretera.


Me gustan los viernes.

Pero tarde o temprano llegan los domingos y la ciudad se vuelve gris.
Y las señales impresas en mi cuerpo son el único consuelo.