Hecha por los momentos dedicados a cada sonrisa que regalé, por el tiempo que invertí en hacerlas brillar, por vibrar con cada estribillo que me llegaba al fondo del estómago y lo retorcía como si me hubiera tragado mariposas, por mirarles y mirarte a los ojos, marrones, azules, verdes, negros y esos bonitos, de color indefinido que mezclan todos y ninguno. Me salvan de casi todo. De todos los "casi". Y cuando la voz se desgarra en la palabra precisa, allí estoy para volver a recordarlo. Mis horas hechas de canciones.
Si estuviese hecha de papel, me faltarían cachos por todos lados, con palabras borrosas y un poema de métrica libre, versos cálidos y finales tristes, historias de pobre esperanza.Mañanas pensando en las noches que no tuve, y noches pensando en deshacerme de tus brazos por la mañana, que si me acuesto y me despierto pensando en un nombre que varía como varían mis artistas favoritos, que si hago algo es para no tener que pensar en lo mismo, y cuando no lo hago pienso en hacerlo.
Que no me engañan mis manos temblando, ni mis suspiros, ni los latidos acelerados, ni el estar sin estar, no me engaña sentirme hecha pedazos, como si ya hubiese estallado, como si fuera a morir y renacer cada segundo.
Me dijo que no me entregaba, pero creo yo, ningún alguien me lo preguntó. Me afirman, vomitan críticas sin que pueda moverme de la misma silla de madera en la que comparto cafés y algún que otro secreto. A veces creo que quiero ser buena y no sé si puedo. Si me lo merezco.
No tengo mucho más que decir.