jueves, 19 de abril de 2012

La boca llena

La mayoría de las veces me callo lo que pienso, porque si dejara saltar las palabras, tendrían motivos para despreciarme de verdad.
Y aquí, entre estas líneas, voy soltando balas a diestro y siniestro, igual esperando a que las reciban unos años después, cuando se hayan cansado de juzgarme y se den cuenta de que ya ni siquiera deseo que me miren.
Y lo único que pasa es el tiempo. Con hastío.

Pero ustedes, tienen la boca llena.
De sus opiniones pasadas de mano en mano.
De insolencia.
De ustedes mismos.

Y yo les miro, desde la distancia.
Preguntándome cómo es que, en vez de tirar piedras, nadie me da la mano.

jueves, 12 de abril de 2012

Precio del habla

Soy un pez de un color un poco rosado, colecciono tejidos suaves y escucho con la boca abierta a esos extraños hablantes.
No sé nada y lo entiendo todo.
La mediocre neutralidad de la que alardean es la decadencia del mundo como lo conocimos por los libros.
Y vivir de extremos no es fácil. Debo decidir de qué lado ponerme, de qué manera ganar y como afrontar la pérdida, aunque me disgusta.
Odio perder, y los odio a ellos, que van como tiburones, pegados al fondo, arrastrando sus amenazantes fauces.
Y eso que, dentro de lo que cabe, me huelen a humano, dulzones y agrios, así como el estiércol.

Me voy a quedar callada, vienen a detenerme por pensar.