jueves, 19 de abril de 2012

La boca llena

La mayoría de las veces me callo lo que pienso, porque si dejara saltar las palabras, tendrían motivos para despreciarme de verdad.
Y aquí, entre estas líneas, voy soltando balas a diestro y siniestro, igual esperando a que las reciban unos años después, cuando se hayan cansado de juzgarme y se den cuenta de que ya ni siquiera deseo que me miren.
Y lo único que pasa es el tiempo. Con hastío.

Pero ustedes, tienen la boca llena.
De sus opiniones pasadas de mano en mano.
De insolencia.
De ustedes mismos.

Y yo les miro, desde la distancia.
Preguntándome cómo es que, en vez de tirar piedras, nadie me da la mano.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Nadie" es demasiada gente.

Ve y mira nuevamente a las rosas.