El cielo hoy tiene ganas de llorar, se mueve despacio.
Y hoy soy un poco de todos, un poco de nadie.
Pero aquí no pintas nada.
Sé que estarás bajando a la siguiente línea, con una ceja levantada.
Porque he deslizado la cabeza bajo el edredón y mis manos han suplantado tu lugar.
Y tengo ganas de volver a sumergirme. Una y otra vez.
El cielo llora.
Y lo que quiero, lo que necesito en realidad, es un poco de sol.
¡Ya está bien de imaginar cosas!