jueves, 20 de agosto de 2009

No es así

Como deberían acabar las cosas. Mientras mis manos tiemblan, mientras miro al cielo y por el rabillo del ojo asoma sal, mientras todo el cosmos está impasible ante la vida... No es verdad, no es justo. En el mundo no existe la igualdad de oportunidades, siempre salen unos peor heridos que otros, no hay vencedores en la batalla. Y como siempre, a mi me toca quedarme en este sillón, seguir mirando al cielo. Sin encontrar respuestas, sin sentirme en paz, sin borrar las imágenes que me atormentan cada noche. Como si me lo grabaran a hierro candente. Cada noche despierto sudando y con la respiración agitada, una y otra vez me veo cubierta de sangre. Me doy la vuelta, incapaz de volver a dormir, otra vez con las manos temblando. Otra vez me siento aquí, otra vez me enciendo un cigarro, otra vez veo como amanece, otra vez vuelvo a la cama, otra vez me echo a llorar, otra vez me da miedo quedarme dormida, otra vez, pienso, que no es justo. Existen esa clase de personas, casi autómatas, que viven según les dictan la vida y son ignorantemente felices con su rutina. Hay otras, que viven haciéndose miles de preguntas, perdiéndose todo por no hallar respuesta. Creen que ya saben a cual pertenezco, creen que me conocen, creen que comparten en mi rostro la expresión amarga de quien ha pasado toda su vida preguntándose por qué. Pero no es así, aún no saben nada.
Porque aún nadie me ha preguntado.