jueves, 22 de octubre de 2020

Cuando esbozar una sonrisa resulta titánico.

Cuando no hay motivo para dejar la cama.

Cuando las ganas de llorar son permanentes.

Cuando dejas el automático puesto.

Impotente, incomprendida, sola.


Y tienes que seguir.

Para demostrar, no sé muy bien por qué, o a quienes, que puedes seguir.

Que eres normal.


El mundo estructurado en dinero te necesita normal y funcional.

Cómo se les ha olvidado a ellos, que es el mundo y no ellos los que te necesitan así.

Porque el dinero ayuda, pero no me compra nada de lo que necesito.

No lo puedo cambiar por ganas de vivir, ni por autoestima.

Y no puedo pagar la compasión, ni puedo devolver la autodestrucción.

Joder.