Cuando esbozar una sonrisa resulta titánico.
Cuando no hay motivo para dejar la cama.
Cuando las ganas de llorar son permanentes.
Cuando dejas el automático puesto.
Impotente, incomprendida, sola.
Y tienes que seguir.
Para demostrar, no sé muy bien por qué, o a quienes, que puedes seguir.
Que eres normal.
El mundo estructurado en dinero te necesita normal y funcional.
Cómo se les ha olvidado a ellos, que es el mundo y no ellos los que te necesitan así.
Porque el dinero ayuda, pero no me compra nada de lo que necesito.
No lo puedo cambiar por ganas de vivir, ni por autoestima.
Y no puedo pagar la compasión, ni puedo devolver la autodestrucción.
Joder.