jueves, 15 de noviembre de 2018

Nostalgic-omedia

En la (casi)treintena se pone de moda el accesorio eterno.
La nostalgia.

Se va contigo a dormir.
Te levantan las canciones.
No volverás a ver lo que conociste.
Pero una parte queda enterrada.
Esperando.

Y todo se diluye.
Y con el púrpura en los labios sabe mejor.

O al menos, sabe lo suficiente.
Para lo insípida que te has vuelto.
Te comen en tres segundos.
Pero no llegas todavía.

Y bajando lentamente...
Con el humo en la garganta...
Te diría mentalmente
que mi cuerpo ya no aguanta.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Siéntete afortunado

No hay nada, por fuera, que esté a mi altura.
Y qué alto lo veo desde estos tacones...

La incertidumbre estaba bien.
La respuesta no quiero saberla.
Aunque nuestros refugios estén marchitos.
Aunque los cuerpos no duren para siempre.


Mientras no hagas incómodos los silencios.
Mientras sigas esperando a que algo pase.
Yo prometo no esperar que cambies.
Ni pensar que este roto me puede hacer un remiendo.

Porque era tan fácil sentarse con Platón.
Tan fácil de admirar en la distancia.
Y sepas...
Que en mis piernas siempre hay un camino de espinas.
Que soy una flor carnívora.
Que nunca será suficiente.
Y no tendrías ni para empezar.

lunes, 5 de noviembre de 2018

Entiendo que digas que soy un desastre...
(...)
Lo que me has preguntado, no lo he oído.
Pero de todas formas, voy a contestarte (...)
Llevas razón sobre tú y yo, pero da igual, porque he cambiado de opinión.
Sabiendo, como sabes lo que siempre le hago a la gente,
¿cómo pensabas que contigo iba a ser diferente? (...)
Es normal que pienses que soy un monstruo,
porque no he llorado y estoy tan entero (...)
Que solo me importa, lo que no me importa.

Pero esto no lo he escrito yo.
Es de Astrud.

Describe perfectamente cómo debería haber dicho a bocajarro todo.
Cuando pregunté a F si escribía bien...
Me contestó que hasta un reloj roto da la hora bien al menos dos veces al día.

Y yo me pregunto, si tenía algo de razón.
Por odiarme un poco.
O por no "quererme" ya ni un poco.
Puede que lea esto con una ceja levantada y le haga gracia.
O puede que me odie un poco más.

Ya da igual, F sólo forma parte del entresijo de mi memoria culpable.
Tampoco pediría perdón, en realidad, la canción tenía razón.
Mi minusvalía estaba a flote, tiene explicación.

Sabes, esto se lo escribo a otra persona.
Una que quizás me importa más de lo que podría admitir.
Y por eso mismo, me tengo que obligar, a que no me importe.
Algún día lo leerá mientras me tenga con la mirada fija .

Y hasta entonces, voy a volver a fingir que todo es normal.
Que nunca me entero de nada...