A veces mi corazón no siempre late a la velocidad que quisiera.
Las mariposas se han posado a observar con lupa.
Y yo miro y remiro, y me pierdo en ese lago.
A veces gris, a veces azul, a veces verde.
Sigo sin entenderlo.
Sin creerlo.
Y tiro del hilo más fuerte y más fuerte.
Sabiendo que si lo rompo lo voy a lamentar.
¿Cómo puedes seguir sin marearte en una balsa a la deriva?
¿Cómo vas a soportar que me enfade que todo vaya bien?
¿No ves que más al fondo hay arenas movedizas?
Estoy tan hecha a la tribulación, a la dificultad...
A las tormentas.
Que el cielo despejado me ciega.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
A veces corremos y corremos sin tomar aliento,
olvidándonos que necesitamos respirar para vivir.
Cuando nuestro compañero de carrera se percata, en primer lugar,
de la necesidad imperiosa de parar a tomar aire,
nosotros en ocasiones seguimos disparados
sin comprender cuan necesaria es esa simplicidad.
Pronto te das cuenta que estás corriendo solo,
de que algo va mal que no te deja avanzar...
Y en un pestañeo comprendes que te estás ahogando,
necesitas parar, tomar aliento y esperar a tu compañero de viaje.
Reconoces con vergüenza cómo habías estado sin rumbo,
pero simultáneamente sabes como avanzar, como mejorar,
reconociendo la sabiduría que ofrece la adversidad.
Porque ya es conocido que un mar en calma no hace marinero.
Por eso y por un universo incualificable e incuantificable,
te digo hoy más que nunca que me alegro de nuestro imprevisto,
de nuestras circunstancias, de flotar, de sentirme tonto, de tener miedo,
de reír y sonreír.
prrrrr
Publicar un comentario