Tenía miedo a los golpes con el cinturón, a los botellazos, a las patadas cuando me doblaba hasta quedarme inconsciente
Pero me ponía delante de ella y los recibía por ella, porque por alguna razón la veía más frágil que a mi
Una niña de cinco años no debería haber pasado todo eso
Pero quería salvarla, de sus llantos, de su desesperación, recuerdo que me decía que no llorase, que eso provocaría más palizas, más gusto en el agresor, que ella ya lloraba suficiente
Y ahora yo parezco ella, completamente desesperada, pero a veces siento no poder parar de llorar, lo siento mamá, se me salen las lágrimas y ya no puedo parar
La sangre es más espesa que el agua, supongo
Pero nadie se puso delante de mi cuando me gritaban o me pegaban
Lo siento mamá, siento ser una cobarde y seguir tu camino, siento estar agotada
Te echo de menos, no sé dónde están tus restos, siento no haberte podido decir adiós como te merecías
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