domingo, 5 de octubre de 2025

Hubo una vez una niña que tuvo que aprender a cocinar con 5 años
Se sabía todas las letras del abecedario pero no sabía cómo asumir que su madre estaba hecha trizas 
Antes de los 6 soltó la mano de su padre a cambio de intentar proteger a su madre, que estaba siendo apaleada por su abuelo
Ella se interponía en medio y se aguantaba el dolor
A los 7 años la malnutrición, las palizas, un principio de tuberculosis y una pieronefritis acabaron que se desmayase y se se despertase en un hospital 
Pasó por todo tipo de inyecciones y tratamientos hasta que un domingo, se le dijo que su madre murió 
Esa niña ya había visto que el colchón de su madre estaba lleno de lombrices y que esa madre se había rendido

Esa niña nunca llegó ir a un funeral decente, ni siquiera sabe dónde está enterrada esa madre que se pudrió igual que su colchón, con un abrigo de astracán por encima para pasar el frío 

Esa niña fue abandonada, y la recogieron como si fuese basura
La hicieron sentir así toda su vida
Pese a hacer cualquier esfuerzo 
Tenía que revelarse siempre, porque siempre sentía injusto lo que la seguían haciendo

Se levantaba tras cada caída, escondiendo las lágrimas 
Hasta que no pudo más 

Siempre se aferró al amor de ajenos que la fueron abandonando

Y como si fuera una sirena, se volvió espuma de mar frente al mundo

Dejó de intentar ser querida
Dejó de esperar
Dejó de levantarse



Ésta es mi historia, ojalá fuese falsa
Ojalá hubiese una moraleja final
Pero la vida es así de cruel y difícil 
El amor no perdura, se agota
Todo duele, todo se vuelve difícil, insoportable 
Entonces los motivos para seguir levantándose desaparecen, igual que las burbujas que dejan las olas de mar



Nadie quiere a una basura tirada

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