Lo siento; por no mostrarme la perfección echa piel inmaculada cubriendo huesos, porque me exime de mostrarme en desnudez ante miles de ojos, que me adores y me odies, por mi pobre y apagado parecer sin colorido. Sé ser imperfecta, matarme lentamente a cada segundo que expira, es una rutina, levantarse, tocar el frío, sentir el humo espeso en la garganta, preparar el té, mirar asfalto, olor a papel cuche, la luz del sol reflejando el polvo de las cortinas, otro fin sin medios.
Entonces despierto y miro la fecha: han pasado muchos días, demasiadas horas, miles de segundos pero, es como una espiral girando desde la cabeza a los pies. Me pregunto cómo he llegado hasta este límite. Me pregunto todos los días si cada instante me aleja más de todo o me acerca al punto de partida.
Me inclino de nuevo, todo lo que he soñado es real. Perdura un sabor amargo y me devuelve el reflejo; piel demacrada, pelo lacio, lágrimas.
Cuándo acabemos, ella y yo, seremos un rastro marchito de todo lo que un día arrebataste. Ella en el recuerdo, y yo en mi presente, soñando despierta con algo diferente, como siempre, viendo como cada segundo me aleja más de ti y me acerca más al fin.
1 comentario:
Me encanta morirme porque cada segundo que pasa antes de eso es mi vida. No dejes que te arrebaten ni un solo segundo de ella, que seas tu la que elige que hacer con ese tiempo es cosa tuya.
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