Y corrieron mis pies solos cuando pisé el paraíso, gris a un lado y azul al otro.
Y salvando las distancias, volví a sentirme un punto brillante muy alto.
Pero hay un océano entre las sábanas.
De todas las cosas que nunca digo.
De las que no me atrevo a pensar.
Porque lo mío ya fue ahogarme al ir contracorriente.
Tus cartas flotan en el agua, borrándose la tinta.
Y yo...
Yo no encuentro dónde escribir.
Siendo todas aquellas cosas que no quise.
Sin ser todo lo que querré.
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