Las excepciones se vuelven pautas.
Palabras sin calcular, silencios contados.
Cambiando siempre el ritmo.
Distinta orquesta.
Final acompasado.
Caras y bocados, sin mesura.
Drogados con sudor y saliva.
Alienados en cada carcajada.
Me despierto a veces pensando.
Si el anhelo se vuelve rutina.
Si siempre te gusta la misma dosis.
Y yo tengo tan diferentes medidas...
Joder, qué hago conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario