jueves, 2 de enero de 2025

Antes de los 30 aún quedaban ramalazos de locura que me hacían seguir a flote después de sumergirme hasta el fondo.
Aún tenía ganas de seguir, aunque sea por curiosidad.
Así que la vida era esto.
Me desgarra el pecho y las entrañas, pero ya no como antes.
Amé pero ya no como antes.
A mí ya no me quiero en absoluto.
Es gracioso, logré superar una relación tortuosa con un narcisista y acabo con otro narcisista pero con cierto buen fondo.
Me consiguió como un trofeo.
Pero los trofeos humanos se quejan y tienen voz.
Gasté el dinero que no tenía para complacerle. 
Me abrazaba fuerte a él y le suplicaba que no me hiciese daño. Se reía.
Ahora entiendo que esa risa significa que le daba igual hacerme daño siempre y cuando su ego sobreviviese por encima de todo.
Yo no fui como las otras.
Por algo la mayoría vuelve a escribirme echando de menos no haberme podido domesticar.


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