lunes, 11 de agosto de 2008

La verdad

Algún día, será más importante que el orgullo. Que el temor de hacernos daño y de hacérselo a los demás, el temor a perderlos, a perdernos. Algún día, incluso cuando piense que sea demasiado tarde, le contaré los secretos que no he podido ocultarte a ti, cuando sepa por qué lo siento, cuando lo sepa y pueda pedirte perdón, por las miradas que no puedo evitar, por la confusión que me amarga los minutos y ese no sé qué, cuando desaparezco en mis pensamientos, con cara de ensueño y aparezco perdida, como si me sacudieran y me arrancaran de un mundo en el que las ilusiones se hacen visibles, y no tengo porque engañarme ni engañar a nadie. Lo visible de mí, que no perdona los errores, y lo invisible, lo que nadie se atreve a descubrir. Me voy a caer en el sofá, con los ojos cerrados, como si fuera a caerme en un precipicio, como en mis sueños, y decidir si voy a llegar hasta el fondo, aún a riesgo de quedarme a oscuras, o quedarme flotando, esperando a que alguien me saque de allí... 

No hay comentarios: